Tres días después Londres Phillip Solo los ilusos no ven las señales, las pistas, la verdad delante de sus narices. Son incapaces de aceptar lo que tienen frente a ellos, prefieren refugiarse en la comodidad de sus ilusiones. Necesitan confirmar los hechos, buscar pruebas y aferrarse al consuelo de la duda como si fuera un salvavidas. Para ellos, es más fácil vivir en las sombras de la incertidumbre que enfrentar la cruda realidad. Los que son como yo, sin embargo, no se permiten esa debilidad. No necesitamos confirmaciones ni pruebas. Seguimos nuestros instintos, y nos dejamos llevar por esa voz interna que nos guía hacia lo que queremos. No importa cuán dura o incómoda sea la verdad, la enfrentamos con una sonrisa en los labios y el corazón frío. Es en esa verdad donde reside el poder