La misma noche Londres Donovan Todos llevamos a cuestas dudas y temores, inquietudes que susurran al oído en los momentos de silencio. Pero, ¿sabes qué? Son solo eso: susurros. No dejes que se conviertan en gritos que dominen tus decisiones. Si te detienes a escucharlos, estarás perdido, atrapado en un laberinto de pensamientos oscuros, incapaz de dar un solo paso hacia adelante. Así que, si debes saltar al vacío sin un paracaídas, si tienes que caminar por el borde afilado del precipicio, si debes cruzar las puertas del infierno, solo hazlo sin titubear. No permitas que nada te ate los pies al suelo. Ni tus miedos, ni las expectativas ajenas, ni los fracasos del pasado. Deja que tu espíritu sea un huracán indomable, que arrasa con todo lo que intenta detenerlo. Que nada se interponga