Ambos están ahí, mirándose sin decir nada en particular, Emiliano que se había encargado de buscar a Olivia hasta el cansancio en el que parecía ser un interminable salón de fiestas, también, decidió alejarse un poco de las damas que se lo comían con la mirada, y por supuesto, de su mano derecha y coronel en el ejercito de San Carlo.
Emiliano quería que su mejor hombre disfrutara de la fiesta y si eso significaba literalmente escaparse para que este no le estuviera molestando, entonces lo haría. Aun así, fue una suerte encontrarse con su amada Olivia quien, lupicia un precioso vestido azul marino con dorado, su pelo el cual siempre parecía estar atado, caía sobre sus hombros y entonces Emiliano se da cuenta de que, el cabello de su amada esta un poco mas corto que en su primera vida.
Aun puede recordar el momento de terror en el que mientras la sostenía entre sus brazos el frio cuerpo de su amada, y como de sus labios escurría un hilo teñido de rojo, así mismo, su precioso cabello se movía con el viento frio. Fue en ese momento donde se prometió que, volvería a protegerla.
—Me duele saber que se esconde de mí, su majestad. —Murmura Emiliano y Olivia quien se había acostumbrado por tanto tiempo a ser llamada de esa manera, ahora le disgustaba que aquel hombre que había hecho cambios tan pronto en su monótona vida, no le agradaba saber que él también la llamaría de esa manera.
—¿Ya no me llamara por mi nombre? —Emiliano muerde su labio, es cierto que en su anterior vida él jamás había llamado a su amada por su nombre, pocas veces llego a hacerlo, y cuando lo hacia era por algo sumamente serio. —Debe aclararme ciertamente si nos trataremos con formalidad o no, su majestad. —Emiliano sonríe ladinamente, y hace un asentimiento con la cabeza.
—Solo me hiere que se estuviera escondiendo, Olivia. —Dice él. —¿Tanto odia mi presencia como para esconderse de mí? —Olivia nota como el rey de San Carlo parece estar dolido por esto, sin embargo, no es como que ella desee esconderse de él, de ninguna manera, solo que no puede, si quiere que todo se mantenga en paz, por más que no lo quiera.
—Emiliano. —Ella dice su nombre, de manera suave, y con cuidado lo observa, ¿Quién pensaría que un rey como él estuviera triste por eso? Para Olivia, era sumamente tierno, y solo logra que su corazón pegue fuertemente contra su pecho. —No lo estaba evitando, no apropósito al menos, mi prometido, el marques de Valentino. —La expresión de Emiliano cambia radicalmente ante esto. —Me dijo que debería mantenerme lejos de ti. —Revela finalmente Olivia.
Entonces Emiliano solo puede recordar en su vida pasada, como el marques sonreía con arrogancia ante él, diciéndole que gano, aunque este se encontraba derrotado en el suelo, para ese entonces logro robarle a la mujer que amaba. Y ahora, en esta nueva vida, como si fuera una cruel broma, él había conseguido envenenar la cabeza de todos en el reino Escalante demasiado fácil. Pero, Emiliano sabe que no puede hacer nada, por lo menos no por ahora.
Lo que mas ansiaba era recuperar el tiempo perdido, desde que los recuerdos volvieron a su mente y corazón paso mucho tiempo para que lo asimilara, las cosas habían cambiado y desde entonces, la madurez hizo de Emiliano alguien diferente, tanto su personalidad como el reino de San Carlo.
—Claro, el marques es con quien pronto se casará, pero, Olivia, no debe hacer caso a sus órdenes, usted es quien debe control de su vida. —Olivia parpadea en su lugar. —Pasaras una vida miserable al lado de un hombre como ese, ¿Por qué no hacer algo al respecto? —El rostro de Olivia se deforma en un ceño fruncido, se enoja.
—¿Acaso parece que yo quiero todo esto? ¿Parezco que estoy feliz? ¿Acaso yo…?—Olivia guarda silencio porque sabe que este lugar no es el correcto, mucho menos dejaría ver sus sentimientos, su vida estaba dictada desde el primer día. ¿ella podía hacer algo al respecto para cambiar eso? Una vez que sea una mujer casada y sea la reina del reino de Escalante, su vida dejaría de pertenecerle. —No lo comprenderías….
—Vámonos de aquí. —Y cuando Olivia sentía que estaba a punto de llorar de coraje y frustración, Emiliano la toma de ambas manos, y siente su cálido tacto. —Nadie se dará cuenta si no estamos, ahora, nos vamos. —Sin que ella responda si quiera, Emiliano y Olivia se van de la fiesta sin que nadie pueda darse cuenta, y es que, la fiestaba estaba tan entretenida que nadie jamás notaria que faltaban el invitado principal y la anfitriona de dicha fiesta. Olivia por su parte solo quiere olvidar que será de su vida cuando llegue “su día especial”
—¿A dónde vamos? —Murmura Olivia tras lo que pareció un largo silencio, no sabe a dónde la lleva Emiliano, pero espera que sea un lugar lo bastante lejos, donde nadie jamás pueda encontrarla. —Emiliano, hablo enserio, ¿A dónde vamos? —Cuando ambos están lo suficientemente lejos, llegando a un jardín del cual Olivia ni siquiera tenia el conocimiento, ellos se detienen.
—Pensé que querías irte lejos de ese lugar. —Era cierto, estar en ese lugar le provocaba dolor de cabeza. —Así que, ¿Qué mejor que celebrar la fiesta que preparaste para mi que estando los dos solos? —Emiliano se adentra con Olivia al hermoso jardín que esta rodeado de rosas blancas y rojas, la luna estaba posicionada en el precioso cielo lleno de estrellas.
Casi parecía un cuento de hadas.
—No puedo tardar mucho, las personas podrían decir cosas…—Olivia se siente temblar en el momento que Emiliano acaricia su rostro con su mano, y la fricción se siente tan delicada que, ella cierra sus ojos. —No quiero que te pase nada. —Confianza ella. —No deseo que el marques con su influencia en mi padre y en todo el país de Escalante, te hagan algo, después de todo, no estas en tu territorio. —Emiliano se siente conmovido con esto.
—Y si ellos intentaran algo, sé que Stephan haría todo lo posible para ponerlos en su lugar. —Responde Emiliano confiando en su teniente. —Además, no soy un infante que no sabe usar una espada, Olivia. —Murmura él, acercándose un poco más, sus respiraciones se rozan.
—Emiliano, hablo enserio. —Murmura ella.
—Yo también hablo enserio. —Dice él. —¿Por qué no vienes conmigo a San Carlo? Se mi reina y ten una vida llena de paz a mi lado. —Propone él, logrando que Olivia se sienta en una especie de sueño, ¿eso era posible acaso?
—No es tan fácil. —Susurra ella, mientras es abrazada lentamente por Emiliano, quien aún no aleja su mano de su rostro. —Se desataría una guerra…Morirían inocentes, y no deseo cargar con todo esto, por más que amaría la idea de irme contigo…No es tan fácil. —Lamentablemente aquella era la verdad, seria egoísta si tan solo se fuera, Olivia sabía que el marqués de Valentino perdería la razón y su padre iniciaría una guerra por recuperar el honor de Escalante, ¿permitir que su princesa heredera se fuera como si nada? Jamás.
Lo que dejaba a Emiliano sin opción, tendría que actuar por las malas.