CAPITULO 1
La sociedad en Lexus, te pinta que ser soltero para un Omega es la deshonra más grande que podrás tener.
Pero nadie te cuenta o te advierte sobre la verdad del matrimonio, las cosas que hacen los esposos al escabullirse por las noches, las cosas que los omegas consiguen cuando ese esposo se marcha.
La vida de casado no es tan estable como se piensa, Pero tampoco es tan terrible como para no disfrutarla.
—Se marchó insultando como si me importará que no comparta la cama conmigo —se burla una Omega casada.
—Exacto, creen que anhelamos recibirlos con las piernas abiertas. ¿Acaso para eso no existen las putas?
Una de las mejores cosas de estar casado es ir donde quieras, el anillo en tu dedo te da el privilegio de no ser juzgado por tus acciones.
Se sentía tan bien, no rendirle culto a nadie, ir donde quieras, hacer lo que desees, hablar sin honoríficos.
Para Noa esto era el cielo.
—¿Y tú Noa Clerefth? —insinúa un Omega —¿O debería llamarte Noa Marfort?
—¿Yo?—se señala a sí mismo.
No es la primera vez que asiste a una reunión de casados, sin embargo, aunque disfruta la conversación todavía no se siente tan bien como para dar su opinión.
—Así es, tú. Eres el cuñado del heredero y estás casado con Marfort, admito que jamás pensé que Logan Marfort fuera malo en la cama.
—No lo es. —lo defiende —Pero no compartimos cama.
El silencio hace que todos los omegas se sientan abrumados.
—En fin, todos los matrimonios son iguales —todos se encogen de hombros.
Noa admite que las personas aquí presentes tienen razón. Los matrimonios son tan falsos como la fachada de un Omega noble y casto.
Admite que al principio solo asistía a estos lugares para enojar a Logan, se dice que un alfa es territorial con su Omega y pensó que posiblemente si llegaba tarde a casa y bebía alcohol Logan enfurecería.
Pero… La verdad es que… Logan no lo consideraba como su Omega y llegado a un punto Noa entendió que lo mejor era mantener una vida relajada después de todo ya estaban casados.
Era un desastre recibirlo todas las noches en su habitación, apestaba a alcohol y feromonas. Feromonas que no eran de Noa y claramente, no debería sentirse tan enojado, Pero lo estaba y decidió mudarse de habitación.
Lo peor de estar casado, es sentir afecto por tu esposo y que ese esposo no te corresponda.
La boda de Juno estaba a dos semanas y estaba feliz por su hermano, Pero envidiaba esa estabilidad. Juno siempre fue su hermanito y ahora era un hombre.
Se sentía desplazado, siempre estaba presente cuando Juno lo necesitaba y ahora su querido hermano tenía un prometido que lo amaba y lo reconfortaba.
Sus dos hermanos alfas estaban lejos y no regresarían hasta la boda de Juno y por ahora estaba solo y con un esposo que posiblemente lo odie.
No era la forma en la que imagino estar casado, en algún punto fue el diamante de su temporada, pudo haber tenido a cualquier alfa, pero tuvo que ser Logan quien lo desflorara.
—Tendremos un pícnic en la villa de los Florens ¿Le gustaría venir, joven Marfort?
¿Un pícnic? Nunca había ido a uno y la idea lo ilusionaba.
—Por su puesto —responde con una sonrisa.
—Déjeme advertir que nuestro pícnic puede ser algo impropio para un noble.
El Omega alza la mirada sinuosamente.
—No tengo problema con eso.
—¡Señor Marfort!—se ríen todos de su osadía.
A la mierda con ser fiel. Logan puso las reglas sobre la mesa y esas reglas fueron libertinaje con responsabilidad, cosas que él ha estado haciendo desde un principio.
De regreso a la mansión Marfort el mayordomo abre la puerta y Noa siente el aroma de Logan almizclado.
—¿Está aquí?
—Así si es, mi señor.
Noa observa la hora, es muy temprano como para que Logan esté en casa. Se despoja de los zapatos caminando por los pasillos hasta llegar a la habitación de Logan.
—No te ves muy bien —Noa cubre sus fosas nasales para no olfatear a Logan —¿Qué tomaste?
Verdaderamente, la pregunta era ¿Qué tomaste y con quién te reuniste?
—Solo fueron unos tragos —Logan soba su nuca mareado por el alcohol, alza la mirada viéndolo con intriga —¿Acabas de llegar?
Noa se contrae con la mirada, más se mantiene firme —. Sí, estaba en una reunión.
—No pregunté que estabas haciendo —responde Logan tajante.
Maldito.
—Solo te informaba.
—No tienes que hacerlo —responde Logan —Es tu vida, vívela como quieras.
El pecho de Noa le aprieta tan fuerte que el dolor se expande por su cuerpo.
—Tienes razón, pero quería decirte… Igual no importa.
Noa regresa por el pasillo analizando si debía decirle sobre su visita a la villa Florens.
Da igual, él acaba de decir que no le importaba sus acciones.
El fin de semana se arregla con ropa holgada y delgada, le pide al chófer que lo lleve al helipuerto donde tomara el aéreo hasta la villa.
—Espera —baja del auto —¿Puedes decirle a mi esposo que regresaré en dos días? —le pide al mayordomo.
—Mi señor, ¿Y si pregunta sobre su estadía?
—Dígale que fue a la villa de los Florens.
El mayordomo abre los ojos nada contentos. Estaba seguro de que su amo odiaría el informe.
Por la noche, su amo regreso como de costumbre después de la media noche, quitó su saco y como de costumbre, lo primero que hizo fue ir a la habitación de su esposo.
—No es mi señor. Me pidió que le informará que estará el fin de semana en la villa…
El mayordomo duda al decirlo.
—En la villa Florens.
¿La villa Florens? Ese pedazo de tierra designada para la promiscuidad. ¿Acaso no es el lugar donde los omegas casados se reúnen para…?
Empieza a odiar la idea y su cerebro bloquea la idea del sueño y el cansancio, estaba furioso e indignado. Lo peor era saber que no tenía derecho alguno en sentirse de esta manera.
Pero… Odia la idea de que su esposo corriera a los brazos de otro alfa. Joder se estaba volviendo loco ¿Qué pasaba con él?
Su sangre se calentó y sus venas parecían querer explotar, su pecho se infla y desinfla con rapidez, los puños le picaban y el ardor en el pecho era insoportable.
—¿Mi señor?
—¡Largo! —le grita al mayordomo, estrella la puerta al entrar a su habitación.
¿Quién demonios se creía Noa?
¿Cómo pude irse con ese grupo de ignorantes? Era suyo, su Omega y él se fue con otro alfa ¿Qué le pasaba?
Se mete a la ducha para relajar su mente. Esa posesividad lo asustaba, no estaba bien que su mente se sintiera dueño de Noa, era incorrecto y estaba fuera de sus manos.
Con tiempo y delicadeza logro calmarse.
Se convenció de que Noa tenía el derecho de hacer con su vida lo que mejor deseaba. Era lo mejor para los dos.
CONTINUARÁ…