Capítulo 04: Aroma

1560 Words
Todas las generaciones de la familia de Mar Ocean habían vivido con la manada del Alfa König y aunque tuvieran dinero ella quería ganarlo por su cuenta, lo hacía porque quería ser libre y sin ataduras en una manada en donde en cualquier momento tendrían que atacar a otras manadas enemigas. Aunque ella misma sea una Alfa tenía que aceptar las peticiones del líder, por dentro lo que más esperaba era conseguir su propio dinero para irse de ese lugar e incluso del país. Su nombre quedaba perfectamente acorde a ella, podía llegar hacer una persona pacífica, pero también podía llegar a matar con mucha facilidad a cualquiera y como cualquiera de su r**a ella también pudo apreciar el fuerte olor que desprendía la humana que ahora tenía que proteger. Para Mar era la primera vez en que veía y olfateaba a un humano con tan fuerte olor, el alfa de su manada les había prohibido a todos tener contacto con humanos, según él decía que eran por los cazadores… Pero todos sabían que era porque no le gustaban los mestizos y no le gustaban los humanos… —¡Katherine, cariño! — William se acerca a la de cabello rizado y está se volteó y sonríe para luego dirigir su mirada a Mar quien la analizaba con la mirada. — Te presento a Mar, será tu compañera de trabajo y quien te guiara en la agencia, lamentablemente yo tengo que ir a resolver unas cosas. — Voltea a mirar a la morena. — Te las dejo en tus manos… — Aquellas palabras Mar sabía él detrás de su significado y está asiente con su cabeza. — Katherine, preciosa, nos veremos más tarde... — William le da dos besos en cada mejilla y se dirige hacia otro pasillo. — Te llevaré con los diseñadores y luego con el fotógrafo para que te hagan un currículum para los clientes. — Las dos comienzan a caminar, Katherine noto la gran diferencia de tamaño, aunque tuviera tacones solo le podía llegar hasta el busto. La seriedad que portaba Mar era más de la normal y la razón era que antes de irse tenía que dirigirse a los baños de la agencia para que su manada no llegara a oler ese olor tan fuerte, Katherine notaba la seriedad en la mujer que la estaba acompañando. — Tu nombre queda muy bien con tu actitud tan salada... — Dice divertida, Mar la mira con una ceja levantada intentando disimular la sonrisa que posaba en su rostro. — No eres la primera que me dice eso. — Estoy muy segura de eso, ¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí?… — Katherine intentaba sacar algo de conversación para que el ambiente fuera mucho más tranquilo y lo estaba logrando, Mar presionó el botón del ascensor y esperaron que este llegará a su piso. — Un año, si quieres saber si pagan bien, si lo hacen... — La de cabello cobrizo sonríe ante eso. — ¿Cómo conociste al señor Fischer? — Pregunta con curiosidad. — Era mesera en un club y se acercó a mí... — Las dos siguieron hablando todo el día conociendo a la otra, como había dicho la morena llevo a Katherine a qué se cambiara de ropa y luego le tirarán algunas fotografías. — ⟨Es agradable…⟩ — Le hablo la loba interna de Mar. — (Es una humana, no podemos ser vistas fuera de este lugar con ella, lo sabes.) — Aquellas palabras las dice en su mente sabiendo que solo las escucharía su loba. — ⟨¿Acaso no quieres correr el riesgo?… Quieres salir de la manada del Alfa y está puede ser una salida.⟩ — Mar pensaba en las palabras de su loba, pero las dos sabían el enorme riesgo que eso sería, podían tener dos opciones, la primera es que sea desterrada sin oportunidad de volver a la manada y siendo la vergüenza de su familia, pero la segunda opción era que si el Alfa lo sabía podía llegar a tacharla de traición y este la encerraría sin día de salida e incluso matarla. — (Quiero salir de la manada sin ningún problema, no me pienso asociar con ella al menos que sea estrictamente trabajo, así que no te encariñes con esa humana.) — Su loba suelta un pequeño lloriqueo que ella ignora, aquellas últimas palabras se la decía a ella misma también. Observó como Katherine posaba sin ningún problema y el fotógrafo estaba más que encantado con ella, mejor dicho, todos lo estaban. (…) Mar había invitado a la Katherine a comer en la cafetería de la agencia, su comida era muy buena, tenían a los mejores chefs del lugar. Las dos se sentaron en una mesa apartada esperando que el mesero trajera su orden y en ese momento la puerta se abre dejando ver una mujer rubia alta y de piel ligeramente bronceada, Katherine en el momento en que la vio la comparo con una Barbie de juguete. Aquella mujer rubia portaba su cabello lacio recogido y parecía que estaba buscando a alguien con la mirada... — Ay, no... Que no venga para acá... — Súplica Mar con mala cara, Katherine frunce su ceño volteando a verla. — ¿Quién es? — Pregunta con curiosidad viendo como la mujer camina hacia una mesa saludando a otra mujer para luego sentarse. — Isabella, era la favorita del señor Fischer… Hasta que llegaste tú, pero no se ha enterado de nada por los momentos. Te recomiendo que si no quieres tener problemas es mejor que te alejes de ella. — Katherine miraba con atención a Mar. — Aquí podrás tomar ropa y la comida es gratis, pero tendrás que venir todos los días para sacar nuevas fotos para los clientes. — ¿Quién diría que trabajaría de esto?… — Susurra pensando que Mar no la estaba escuchando, en eso llega el mesero con sus pedidos. — Gracias... (…) — Nos vemos mañana, Katherine… — Mar se estaba despidiendo de Katherine, el día se había vuelto movido para las dos. La morena le había pedido un taxi a la de cabello rizado. — Hasta luego, Mar... Fue un gusto conocerte. — Katherine se despide entrando al lugar y dejando que el taxista la llevará a dónde vivirá. — Necesito descansar... — Dice subiendo de una vez al auto n***o que la estaba esperando, el chófer comenzó a manejar fuera de la ciudad en dónde se encontraba una enorme residencia en la cual vivían muchos de la manada del Alfa König — El Alfa ha convocado una reunión con usted, necesita saber sobre las fundaciones que han presentado varios Omegas en la manada. — Le avisa el chófer y el rostro de Mar era un total poema. ¿Cómo era posible que Mar olvidará ese detalle?… Dentro de ella misma culpaba a toda su generación por ayudar a los líderes de la manada, sabía que el chófer había olido el olor de un humano en ella y es que Mar pensó que podía llegar a su casa solo a descansar. Aquel sujeto que la estaba llevando a la mansión del Alfa no dejaría que parará para que al menos se cambiara de ropa. — ⟨Tan preocupada estabas en la mañana y mírate ahora... Se te olvidó lo que más importante.⟩ — Mar hace una mueca al escuchar la loba en su interior. — (¿¡No me pudiste convencer en que me quitará este olor en la agencia!?) — Le reclama aunque sabía que el error era de ella misma. — ⟨No tenía porque hacerlo, estabas tan cansada...⟩ — Alarga la última palabra y Mar voltea su rostro cuando observa que le abren la puerta, suelta un suspiro y sale del auto para caminar dentro de la mansión del líder de la manada. Entrando al lugar se podía notar lo moderno de la enorme vivienda, sabía dónde estaba él así que subió las escaleras y fue directamente al despacho, aunque ella quisiera caminar más lento sabía que de todas maneras tendría que hablar con él. Cuando llegó a la puerta del despacho se quedó unos segundos viendo la madera oscura de la puerta hasta que la voz que estaba dentro hace que la abra de inmediato. — Puedo olerte, Mar... Sé que estás allí. — Su voz ronca y profunda se hace presenté, la morena abre la puerta entrando al lugar, pero el hombre frunce el ceño ante un olor desconocido para él. — ¿Qué mierda es ese olor? — Le pregunta un poco molesto mirándola desde su escritorio. — Es de una humana, tuve que guiarla por la agencia... — El Alfa levanta una de sus cejas. — Era para una entrevista y el señor Fischer me dijo que me hiciera una entrevista. ¿Por qué?, ¿Te molesta? — Pregunta sin muchas ganas. — Sí, es asqueroso… — Miente, aquel hombre con heterocromia le estaba mintiendo. Por dentro su lobo interior quería seguir disfrutando del olor, se estaba comportando como un cachorro emocionado. Hasta él mismo se sentía raro... Sentía una opresión en su pecho, frunce el ceño asqueado por la actitud tan infantil de su lobo. — Solo fue para una entrevista, Dominik. No te tienes que preocupar por nada... — Le miente la morena sentándose en la silla de que estaba al frente del escritorio del otro.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD