Capítulo 13: Nuevo Trabajo

1645 Words
Olivia y William se encontraban en el despacho de este último, se encontraban discutiendo sobre lo que estaba pasando. Los dos pertenecían a la misma manada y no querían una guerra con el Alfa König, ¿Sacrificarían todo por una simple humana?… La puerta se abrió haciendo que los dos observarán la presencia que había llegado, Katherine les sonríe para luego sentarse en el asiento que se encontraba al frente del escritorio. — Buenos días... — Les dice con mucha más energía que la que tenía en la madrugada. — ¡Katherine, cuánto tiempo sin verte!, ¿Cómo te fue? — Olivia quería hacer el ambiente cómodo para ella y que no se diera cuenta de los grandes problemas que tenía. — Para ser mi primer trabajo... ¡Me fue de lo mejor! — Dice alegre. — Cariño, el dinero del trabajo más la propina ya se te fue depositado... ¿Cuándo piensas ver el Penthouse? — Le pregunta con curiosidad el Omega. — Hablando de eso... ¿Por qué lo hiciste? — Katherine miraba fijamente a William que en ese momento trago saliva ante el nerviosismo que sentía en su cuerpo, la mirada fija de Katherine lo ponía nervioso. Olivia al escuchar eso miro rápidamente a su jefe que con la mirada intentaba descubrir que le diría a la humana. — No quiero que haya malentendido entre nosotros, Willy... Pero no soy ninguna idiota, sé que algo está pasando entre Mar, Olivia y tú, y parece que también estoy involucrada. — Katherine… — El Omega intenta decirle alguna excusa, pero no se le ocurría nada. — ¿Cuánto tiempo llevo trabajando contigo?… No llevo ni una semana, William. ¡Ni una puta semana!, ¿¡Por qué mi jefa me va a comprar un Penthouse cuando apenas y me conoce!?… — En ese momento Mar entra al despacho molesta, en su olfato puede notar el nerviosismo del Omega. — ¿Qué pasa? — Pregunta Mar acercándose intentando disimular su molestia. — Eso es lo que yo quiero saber, Mar. — Katherine se levanta. — Necesito que ustedes tres me expliquen que está pasando, ¿Por qué William me compro un Penthouse cuando apenas y me conoce? — Fue idea de nosotros tres... Bueno, más mía que de la de él… — Mar le inventa una excusa rápidamente, pero Katherine no dejaría el tema hasta allí. — ¿Por qué no mejor buscas tus cosas y te llevamos hasta tu nuevo hogar? — ¿Por qué la idea fue tuya?... Trabaje para comprarlo yo misma, Mar... No para que otras personas que apenas y me conocen me lo compraran. — Katherine, lo siento... — Olivia y William miraban sorprendidos a Mar quien se estaba disculpando con la de cabello cobrizo. — Me dijiste que querías ser más que mi compañera, querías que fuéramos amigas. Así que durante todo este tiempo que estábamos hablando, quise... Mejor dicho, quisimos darte este detalle por haber superado el récord de conseguir un cliente. — No pensamos que te enojaras... — Dice William. Katherine mira hacia el suelo pensando en las palabras de la morena y lleva una de sus manos hacia su rostro, en la tablet de Olivia le llega una notificación la cual la comienza a revisar. — Perdón... — Le dice lo suficientemente alto para qué escucharán todos. — No estoy acostumbrada a este trato y... Bueno... No quería que después me lo cobrarán aún más. — Dice un poco apenada quitándose las manos de su rostro y sonriendo un poco avergonzada por la escena que había montado. — Tranquila... Todo está bien, pero... ¿Cuándo verás el Penthouse? — Le dice Mar intentando que tomara la decisión de irse de una vez por todas. — Lo iba a hacer... — Katherine había sido interrumpida por Olivia. — Será en otro momento… Alguien contrato los servicios de Katherine para hoy, me acaba de llegar la notificación en nuestra página, más bien... — Olvida revisa un poco más su tablet. — Te aparto pagando más de 8.000 €… — Dice un poco sorprendida, Katherine al escuchar esa cifra no pudo evitar sonreír. — ¿Coloco alguna nota para que sería el acompañamiento? — Pregunto el Omega quien se acercó hacia ella mirando también la tablet. — Sí... Dice que es para un acompañamiento a un evento de empresas, que vendrá a buscarla y allí mismo firmar el contrato junto con el depósito del trabajo, es para hoy. — Me parece perfecto... Cariño, ¿Qué crees que haces aquí?, anda con Mar a buscar a los diseñadores, estilistas y lo demás para que estés preparada… ¡Vamos, vamos! — El Omega saca a las dos y luego cierra la puerta de su despacho. (…) Mar observaba desde lejos como los estilistas le hacían un peinado a la de cabello rizado, también los maquilladores iban hacia cada lado maquillando el rostro de la humana quien le estaba encantando la atención que tenía. Una Omega se posa a un lado de la morena y está desvía su mirada para ver a la rubia quien miraba con odio a Katherine. — ¿Qué quieres?… — Le pregunta Mar con indiferencia, le molestaba tener que aguantarla en el trabajo y en muchas ocasiones verla en la residencia de la manada. — (De todas las mujeres lobos que hay, ¿Por qué a Isabella?…) — Pensaba la morena para ella misma. — Nada... Solo vine a contarte un pequeño secreto que escuche de tu manada, según me dijeron has cometido traición y que te expulsaran de allí. ¿Qué hiciste, Mar? — Pregunta con curiosidad la rubia quien solo sabía un poco de lo que había pasado, pero no de toda la historia. — ¿Por qué tanta curiosidad, Isabella?… Que yo sepa no eres nadie en nuestra manada para saberlo, te crees nuestra Luna solo porque Dominik te folla como un animal cada fin de semana, pero solo eres una perra necesitada... Hasta me atrevería a decir que siempre estás celo y por eso le insistes a Dominik que te folle cada día, los rumores sobre ti van volando... — Isabella no le dice nada y sale de allí enojada, la morena sonríe de lado para nuevamente mirar hacia donde estaba Katherine. — ⟨¿Ahora que harás?…⟩ — Le pregunta su loba interior. — (No lo sé, aún no estoy segura de que harán con nosotras. Pero si ese idiota me llega a encerrar le dejaré una carta a William para que se la entregué a nuestra Luna y ella sepa la clase de bestia que es Dominik.) — ⟨¿Crees que ella haga algo?⟩ — (Confío en ella... Y sé que hará lo posible para ayudarme si algo me llegará a pasar.) — Mar no sabía de dónde sacaba aquellas palabras, pero en lo más profundo de su corazón suplicaba que fueran reales sus palabras. (...) El cliente que había solicitado a Katherine ya había llegado, su nombre era Anton y cuando la de cabello cobrizo lo vio por primera vez se recordaba mentalmente que lo hacía por dinero. Era un viejo calvo y con sobrepeso, al principio a ella no le molestó en nada, pero lo que más le desagradaba eran sus comentarios subidos de tonos o machistas. En su cabeza contaban los números para poder tener paciencia y no llegar a soltarle algún insulto a aquel hombre, Katherine se subió a la camioneta con el viejo obeso que no paraba de decirle comentarios subidos de tonos en los cuales ella ignoraba o solo le respondía que le estaba incomodando. Para el milagro de la humana, Anton cambiaba rápidamente de tema cuando ella le decía que se sentía incómoda y comenzaba hablar sobre su empresa. Katherine no paraba de escuchar las estupideces que le decía el viejo, cuánto dinero tenía, cómo funcionaba su empresa, que su empresa era la más grande y que era uno de los mayores socios de una empresa de un tal Dominik König… En lo único que Katherine le creía era sobre el dinero que portaba, este tenía reloj, anillos y cadenas... Todo de oro, para la mujer de cabello cobrizo le parecía una suma exageración. La camioneta se detuvo, en ellos bajaron Anton y Katherine tomándose por los brazos, el lugar era privado por lo cual no había ninguna prensa. Al entrar al gran salón los ojos de la mujer no pudieron evitar brillar ante las hermosas decoraciones, un mesero estaba parando con copas de champán en el cual los dos tomaron uno. — Todo esto lo pague yo, ¿Te gusta? — Katherine tomo un sorbo sintiendo el sabor en su paladar para luego sonreírle al viejo. — Está hermosa la decoración… — Le confirma sobre lo que estaba hablando. — Cuando quieras le digo que te enseñen y así aprendes hacer algo más que trabajar de esto... — Anton lo había dicho en broma, pero eran más que obvias que sus intenciones eran diferentes. Algunos empresarios que conocían al viejo obeso se acercaban hacia él para saludarlo y saber quién era la hermosa mujer quien lo estaba acompañando, Katherine solo sonreía ligeramente y agradecía los múltiples cumplidos que recibía. Katherine no podía evitar mirar por los alrededores con curiosidad, pero al hacerlo no pudo evitar dejar de ver a un hombre de ojos con heterocromia. Uno de sus ojos era amarillo y el otro azul, le parecía simplemente hermosos y también el hombre que los portaba. Dominik estrechaba y saludaba a varios de sus socios, pero sentía una fuerte mirada encima de él, frunce su ceño buscando el causante de aquello y la observa a ella. — Katherine… — Susurra su nombre sin saber por qué estaba allí. Los dos se miraron con intensidad, hasta que Katherine apartó su mirada al darse cuenta de que La estaba jalando para otro lado.
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