Capítulo 3: Iniciar La Búsqueda

972 Words
Tres días después: 26 de septiembre La voz del capitán dándonos la bienvenida a la ciudad de Buenos Aires suena por el altavoz del avión provocando que mi ansiedad sea aún mayor. No veo la hora de salir de aquí y empezar a buscarla, me desespero con la idea de que le pueda estar pasando algo, ni siquiera sé porque está en esta ciudad. La única certeza que tengo es que hasta que no la encuentre no me detendré. Nunca había sentido el proceso de arribo tan lento como en estos momentos, pareciera que los pasajeros se tomaran todo el tiempo del mundo para bajar del avión, ni hablar de la lentitud con la que caminan por los pasillos del aeropuerto, y por supuesto todos los trámites de inmigración y aduana parecieran ser eternos. Finalmente, consigo salir del aeropuerto y al no conocer a mucha gente aquí para que me vengan a buscar al aeropuerto, decido tomar un taxi. El chófer amablemente me ayuda a subir la única maleta que traje conmigo al maletero, y de inmediato me pregunta dónde llevarme. No tengo ni la más mínima idea de por dónde empezar a buscar a Yana, pero suponía que hospedarme en el centro de la capital será la mejor estrategia, por ende, le doy la dirección del hotel queda reservado y él inmediatamente comienza a conducir. Dicen que solamente en la Capital Federal viven alrededor de 3 millones de personas, pero que en toda la provincia de Buenos Aires son alrededor de 17,500 millones de habitantes, ¿cómo se supone que voy a encontrar a Yana entre tanta gente? llevo días intentando armar una estrategia, pero siempre concluyo en qué será más complicado que todas las misiones que he hecho hasta este momento. Ella podría estar en cualquier parte, en un hotel, viviendo en un departamento, o incluso pudo haberse ido de esta gran ciudad y estar en otro lugar de este país. Trato de analizar todas las posibilidades y sé que la única manera de comenzar es buscando a alguien que sea un experto en rastrear gente a través de datos electrónicos. —¿Viene de paseo?— Me pregunta al chofer mientras que me mira a través del reflejo del espejo retrovisor. —Trabajo— Contesto e inmediatamente y por alguna razón él entrecierra sus ojos. —¿Frances?— Averigua y tantas preguntas comienzan a molestarme. —Me delata el acento, ¿correcto?— Inquiero y el hombre ríe. —Un poco, pero es que últimamente han estado viniendo varios franceses ya que en el barrio de Belgrano habrá un evento de la embajada, es uno que hacen cada año, pero por alguna razón de este año es bastante importante y ha atraído a mucha gente de afuera— Me cuenta y sus palabras me llaman bastante la atención. —¿Y ese barrio queda cerca del centro de Buenos Aires?— Averiguo ya que todavía no tuve la oportunidad de ubicarme bien en el mapa. —Sí, de hecho, unos pocos minutos, está dentro de la Capital Federal, y si le interesa saber el evento es este sábado— Me informa y supongo que ese es el mejor lugar para comenzar con mi búsqueda. —Gracias, de verdad le agradezco por el dato— Digo amable. —Es un placer, es que la familia de mi esposa es de decencia francesa, así que se podrá imaginar— Explica. —Claro, ¿Aquí hay muchos franceses? ¿no?— Preguntó y aunque esa es Suiza, puede que conozca a alguien de esta comunidad ya que su padre después de todo era embajador en ese país. Puede que también exista la posibilidad de que ella ni siquiera este enterada de ese evento, y que simplemente todo esto sea una pérdida de tiempo, pero sea como sea, al menos debo intentarlo. —Descendientes, hay demasiados, tantos que no le sabría decir el número, pero también tenemos una comunidad bastante grande de franceses que residen en esta ciudad. El otro día las noticias dijeron que eran unos 20 mil, si nos ponemos a pensar que hay 20,000 europeos viviendo en una ciudad como esta, es bastante—Comenta y debo admitir que tiene razón. —Es bastante— Concuerdo Y tan solo me quedan silencio por lo que resta del viaje. […] El hotel donde me estoy hospedando pareciera estar situado en una de las mejores zonas del centro de Buenos Aires. Lo único que he hecho es dejar mi equipaje, darme una ducha, y buscar la dirección de la embajada de Suiza. No sé si sea el lugar correcto para comenzar a buscarla, pero al menos debo empezar por algo. Es primavera en este lado del hemisferio y la gente disfruta del clima sentándose en las mesas que los restaurantes y bares ubican en la calle mientras que toman un café. Encuentra varias similitudes entre esta cultura y la mía y tal vez por eso es por lo que Yana decidió quedarse aquí. Por mi cabeza da vueltas la idea de que ella al igual que sus padres pensar en que estaba muerto, quizás por eso decidió quedarse aquí… ¿y si lo que quería era olvidarse de mí? ¿y si está con otra persona? son tantas las preguntas que me hago que los escenarios que se pasan por mi cabeza no son para nada alentadores «tranquilízate, solo búscala hasta que la encuentres y luego contestaras todas tus preguntas» Me ha tomado aproximadamente 20 minutos llegar a la embajada, y sé que es aquí donde debo empezar a buscar las respuestas, tal vez haya alguien que decida ayudarme, y es que después de todo hay una ciudadana suiza perdida en esta ciudad; o al menos ese es el plan que manejaré para poder conseguir ayuda, tan solo espero que funcione.

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