Elio, exlisiado Semanas atrás Sentado en una silla en la habitación del hospital, observé la cicatriz que corría por mi espalda. Era una marca física de lo que había sido un proceso mental y emocionalmente agotador. Me sometí a la cirugía en Corea, una operación arriesgada que me ofrecía la posibilidad de caminar de nuevo después de más de diez años de estar en una silla de ruedas, sin sentir mis piernas, sin tener movilidad en ellas. Mi padre había sido mi único acompañante. No quise decirle nada a nadie, ni siquiera a mi madre, mi abuelo o a Bella. La ansiedad y el miedo a que todo saliera mal me consumían, además… ya una vez lo intenté y retroceder. Me avergonzaba llegar aquí y que pasara lo mismo por segunda vez. Había días en los que apenas podía respirar del pánico que sent