Ashton aparece por novena vez en el día recorriendo el trayecto que lo lleva desde su oficina hasta el ascensor y viceversa. Parecía molesto y nervioso cada una de las veces que paso a mi lado sin siquiera saludarme. Esta vez luce diferente, más seguro y autoritario como lo hace habitualmente, además de tener la vista fija en mí y claro, dignarse a hablarme. —Pon en el sistema este archivo y reenvíamelo por fax. Perfecto, sonrió y trato de no tomar en cuenta el hecho de que me ha ignorado todo el día e incluso no me ha saludado. Tome el archivo y asiento con la cabeza sin mediar palabra, aunque suponía que mi expresión no se veía genuinamente feliz. Cuando no respondí nada, él asintió, se acomodó el cabello hacia atrás y se dirigió de nuevo hacia su oficina. Sentí su tono hostil, lo cua