¿Recuerdan que dije que no volvería a soñar con Ashton? Bueno, he soñado con él cada maldita noche, variando escenarios y concluían en el mismo momento... En el que nuestros labios están a punto de sellarse. Pero, no importa cuánto me quiera aferrar a permanecer dormida para por fin lograr besarlo —al menos en sueños—, siempre me despierto sobresaltada, excitada y con mucho calor. Ayer fue el último día de Teresa. Hicieron una fiesta de despedida que no duro más de dos horas. Había pastel, gaseosas, adornos y un Ashton muy enojado al otro extremo de la habitación en donde estuviera yo. No sé cómo hacía para no mirarme y al mismo tiempo moverse al lado contrario de donde estaba, pero lo lograba. Debería estar enojada con él, de hecho, lo estoy, pero al mismo tiempo quiero que me note...