La casa abandonada.

1005 Words
Capítulo 1 La casa abandonada. –¿A dónde vas?! Estás loco!– él se encogió de hombros y mostró su sonrisa desinteresada. –No tengo intención de quedarme aquí.– yo lo seguía por el pasillo de la escuela tratando de convencerlo de no irse, pero él estaba dispuesto a escapar de clases, ya veo porque razón lo enviaron a salón del castigo. –¿Y a dónde se supone que iremos?– pregunté dudosa de que la respuesta. Él seguía caminando y paso por la puerta de emergencia yo aún lo estaba siguiendo quien sabe por qué. Él tenía algo que me llamaba la atención ese toque de misterio y de ser completamente despreocupado era llamativo. –¿Vas a venir o no?– yo asentí lentamente aún dudosa de a dónde me llevaría. –Pero, al menos dime ¿a dónde iremos?– volvió a sonreír y algo en su sonrisa me hacía sentir como si tramara algo peligroso, pero yo era tan curiosa que decidí seguirlo sin importar después en todos los problemas que podía meterme por ser tan idiota y no dejar de seguir a Julius. Nos acercamos a una motocicleta color roja él me dio un casco yo me lo coloqué y ambos subimos, comenzó a conducir a mucha velocidad yo sentía como la brisa me golpeaba y la adrenalina por la velocidad era algo excitante. Podía observar que hermosa estaba la tarde solo esperaba que ninguno de los integrantes de la manada me vieran en especial Connor... (Rayos Connor sí que me gustaba) Pero sería algo imposible primero era mayor que yo (Aunque eso no era algo tan relevante.) Y segundo él era un hombre muy solitario a su edad no se había casado, su hermano menor Alexo le ganó se casó con cristal y ella está esperando un bebé. Pero Connor sigue enfrascado en estar solo eso era lo que más me llamaba la atención. Pero bueno solo cosas de chicas, yo podía vivir de problemas en problemas ahora mi nuevo problema se llama Julius... Este chico tan guapo, misterioso y rebelde a la vez. No sé por qué rayos me llamaban la atención ese tipo de chicos, culpo a mi padre por su culpa tengo este carácter de mierda y soy una rebelde sin causa. Llegamos al destino, miré todo y parecía una casa abandonada ¿Se salió de la escuela para venir a esta porquería?. Él se bajó de la motocicleta y yo me quedé viendo volteó y se me quedó mirando. –¿Te quedarás ahí?– yo asentí con mi cabeza. –No voy a entrar ahí, tú eres muy extraño, ¿te sales de clases solo para venir a una casa abandonada?– él volvió a voltear sé y camino para entrar a la casa. Yo instintivamente lo seguí aceleré el paso y le pedí que me esperara. –¡Heyyy espera ya voy.!– Al entrar a la casa todo estaba oscuro y olía a moho hice una mueca de asco y él comenzó a reírse. –Ya te acostumbrarás.– seguimos caminando y subimos unas escaleras que parecían de película de terror chillaban con cada paso que daba, el solo contacto de mis zapatos con la madera crujía. Cuando llegamos a la parte de arriba había una habitación que lo tenía puerta y estaba cubierta por una sábana, yo la miré tratando de adivinar lo que había dentro, pero él pasó levantando la sábana con su mano... Yo lo imité, al entrar en la habitación no era como la casa estaba pintada y muy bien arreglada, con libros, un equipo de sonidos transformado y el techo estaba lleno de esas estrellas que brillan en la oscuridad... Me pareció extraño ver todo eso en una casa abandonada. –¿Vives aquí?.– pregunté curiosa mientras observaba toda la habitación. –Claro que no, ¿no ves que no hay cama?– yo mire y él tenía razón...¿Cómo iba a vivir ahí donde dormiría? –¿Y qué es todo esto?– –Mi lugar alejado de todos.– respondió sin más explicaciones. –Entiendo, pero ¿por qué me has traído a mí?.– él sonrió negando con su cabeza. –Tú sí que eres preguntona ¿no?.– yo bajé la cabeza avergonzada. –Lo siento.– me disculpé apenada. –No te preocupes, te traje porque me caíste bien y bueno si no quieres estar aquí no te obligaré.– –Yo no he dicho eso.– respondí molesta. –Ya, ya está bien.– yo iba a hacer otro reproche cuando vi algo que me llamó la atención, yo adoraba esas golosinas eran mis favoritas en todo el mundo los m&m son tan deliciosos... Corrí como una niña y los tomé sin siquiera pedir permiso abrí la bolsa y comencé a comerlos. –Oye son míos.– reprochó con tristeza. –Eran tuyos ahora son míos.– él se encogió de hombros y camino a un ventanal que había en la habitación y los abrió sorprendentemente era una pequeña terraza en el cual podías ver un hermoso atardecer, quedé completamente sorprendida y comencé a caminar observando la belleza que estaba ante mis ojos. –¡WOW es realmente hermoso!.– exclamé sorprendida, mientras seguía comiendo los pequeños chocolates almendrados. Él sacó dos sillas playeras y nos sentamos juntos observando el hermoso atardecer. –Por esta razón vienés ¿cierto?– él asintió. –Esto me da paz y quietud cosa que no puedo tener en esa mugrosa escuela.– yo hice un puchero de afirmación. De verdad tenía razón si yo hubiera conocido este lugar antes lo usaría en mis momentos de querer estar sola, y es que todos tenemos ese momento de querer pensar, reflexionar o simplemente quieres estar solo y ya. Ahora conocía un poco más de Julius el chico que me pareció mal educado y un patán tenía su lado reflexivo y eso era algo interesante, ¿qué otras cosas guardaba este chico?.
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