Me tapo los oídos con unos tapones para evitar oír la estruendosa música que se escucha alrededor, ¿Por qué?, a sí claro, la fiesta del ¿año? Se está llevando a cabo en mi casa, en mi ¿hogar? Jajaja , en fin, hoy se celebra una fecha “Importante” Jaja ¿A quién quieren engañar?
Estoy en mi recámara porque me vale v***a todos aquellos invitaditos que están en el jardín guardando las apariencias frente a mi madre, mi odiosa madre que no hace más que joderme la vida.
La odio, la odio con todo mí ser, ¿Por qué? Pues ella es una vil puta, ramera, que no hace más que restregarme en la cara lo perra y arrastrada que es.
Sonrío maliciosamente viendo a través de mi ventana todas aquellas luces brillantes que alumbra la majestuosa noche, las sonrisas hipócritas de los invitados son mi diversión personal, esta sociedad está podrida, dañada, ¿Pero qué puedo hacer? Ésta es la sociedad a la cual fui obligado a pertenecer.
Mis ojos se llenan de lágrimas al recordarlo, mis ojos no pueden evitar ponerse tristes cuando lo recuerdan, ¡MALDITA SEA!, rápidamente me seco las lágrimas por que no seré frágil, o no, desde hace mucho dejé de serlo y no empezaré a ponerme de mariconcito llorón ahora que empieza mi ¿Venganza? Bueno, llámenlo cómo sea.
Giro mi cabeza viendo la hora en el reloj de mi pared, casi es media noche, rápidamente corro hacia mi armario buscando una chaqueta qué ponerme, saldré por unos minutos, al fin y al cabo nadie se dará cuenta, ni siquiera la ebria de mi madre.
Traigo puesto unos jeans ajustados que dejan a la vista el contorno perfecto de mis piernas, el gimnasio sí que hace maravillas, mi camiseta en cuello v deja al descubierto gran parte de mi cuello lo cual trato de cubrir con mi chaqueta.
Arreglo un tanto mi cabello para salir corriendo de mi habitación, bajo las escaleras en dirección a la puerta que da a la calle, la sala está en total silencio, miro alrededor y absurdos recuerdos una vez más llegan a mi mente, nostalgia, nostalgia es la que siento al recordarlo, me doy la vuelta para salir porque quedarme un segundo más me lastima.
-¿A dónde vas?- salto de la sorpresa ante aquella voz, la voz de él, la maldita voz de ese infeliz hombre.
-No te interesa.- le respondo con altanería, él no es nada mío, no le debo respeto.
-¿Acaso tu madre no te ha enseñado a respetar a tus mayores?- sonrío odiosamente al escuchar aquellas palabras salir de la boca de ese hombre.
-¿Tú hablándome de respeto? Jaja no me hagas reír Luhan, tú tan solo eres cinco años mayor que yo y ya te andas follando a una vieja de cuarenta y cinco.- lo miro directamente a los ojos desafiante.
- Respétala, esa “vieja” es tu madre.- este bastardo, no es que lo odie pero el simple hecho de que venga y me diga lo que tengo y no tengo que hacer me enferma.
-¿Por qué mejor no vas y haces lo único qué sabes hacer?- me mira curioso.- ya sabes, el meterte entre las piernas de mi madre y hacerla “feliz”.
-Muy gracioso.- veo cómo se cruza de brazos para recargarse en la pared al lado de la puerta.- ¿Ahora dime a dónde vas? Tú madre anda buscándote.
-¿Eres sordo? No te lo diré, no menciones a esa mujer, además no te debo explicaciones ni que fueras mi padre, eres mi puto padrastro.- sin esperar a que me diga una sola palabra, corro hacia la calle, cruzo la pista y me pierdo entre los árboles del pequeño parque que está frente a la mansión de mi madre.
Corro tanto como puedo hacia la nada, el solo hecho de haber mencionado a mi padre me pone mal, lo extraño mucho, corro sintiendo cómo las lágrimas recorren mis mejillas, cómo las bañan, aquellas lágrimas saben saladas ya que a través de ellas mis salados recuerdos tratan de desprenderse de mi mente sin éxito.
Miro una vez más la hora en mi celular, ya mismo dan la una de la madrugada, observo a mi alrededor y hay nadie, solo unos borrachos que caen al suelo porque no pueden mantener el equilibrio, a lo lejos veo a unas mujeres en mini faldas trabajando, soy nadie para criticarlas, ellas lo hacen por necesidad.
Camino por las desoladas calles hasta que llego frente a un enorme edificio, es el mismo edificio que visito todos los fines de semana, esto ya es una rutina a la que me voy acostumbrando, subo por las escaleras, aún no quiero llegar, todavía siento mi corazón latir con fuerza, tal vez no ayuda el hecho de que estuve corriendo, pero no me siento con la valentía de ingresar de esta manera.
Respiro hondo y en aquella exhalada dejo ir la nostalgia que tengo sintiendo cómo el caparazón de chico fuerte, que no le teme a nadie se vuelve a reconstruir a mí alrededor.
-Llegas tarde.- ni bien ingreso por aquella puerta, sus palabras resuenan en mis oídos, le doy la espalda, no me atrevo a mirarlo a los ojos, es un estúpido juego de seducción en el cual soy experto.
-¿Me extrañaste?- él se acerca a mí, embriagándome con su aroma, su olor es un tanto fuerte pero es el suficiente para tenerme arrodillado ante él.
- Claro que lo hice.- aún no lo miro a los ojos pero él ya me tiene aprisionado contra la pared besando mi cuello.- una semana sin sentirte es mucho para un hombre como yo.
Lame mi cuello y mete sus manos bajo mi camiseta tan solo para darme la vuelta, nuestros ojos se cruzan, es un descarado, un completo y vil descarado, pero ¿Qué puedo hacer? Lo deseo, lo deseo desde el primer día en qué lo vi.
-¿Nuevamente estuviste llorando?- mis ojos me delatan frente a él, simplemente desvío ligeramente la mirada, sintiendo como acaricia mis mejillas.
-Te juro que lo odio, los odio, odio a mi madre y detesto a mi padrastro.- mis ojos lo enfrentan con rabia.
-Mi pequeño Minseokkie, sé lo que sientes.- él me abraza y me aferro a sus brazos como siempre.
Dejo que me consuele porque a pesar de mis planes sé que solo él me entiende.
Los minutos pasan y lentamente siento sus manos recorrer mi piel, sus manos una vez más se deslizan y meten debajo de mi camiseta pellizcando mis tetillas lentamente, siento sus labios lamer mi cuello, su saliva moja mi punto sensible- Ahh…- gimo al sentir su cálida lengua hacer maravillas sobre mi piel.
Me quita la camiseta mientras muerde mi cuello, enredo mis brazos alrededor del suyo acercándolo.
-Sabes que me gustas mucho, quiero hacerte hoy nuevamente totalmente mío.- sonrío y acarició su suave piel.
-Eso depende de ti, sabes cómo hacerlo…- me sonríe y me carga dejándome sobre la cama, veo como camina hacia la pequeña barra junto a la cocina sirviendo dos copas de whisky, me da mi copa, la cual me lo tomo de golpe, no quiero esperar, lo necesito, él también se lo toma de golpe y se abalanza sobre mí.
Me quito rápidamente la ropa, él también se quita la suya, su abdomen marcado me enloquece, se baja los pantalones y su ropa interior de una sola vez dejando al descubierto su enorme y gruesa masculinidad, se sube una vez más encima de mí, acaricia mi cuerpo mientras nuestras bocas se devoran a besos con gran pasión y excitación, siento cómo la piel me quema, él acaricia mi cuerpo sin pudor alguno, ese hombre me enloquece, el sexo con él es demasiado delicioso que me ciega.- Te necesito dentro de mí ahora mismo.- le pido entre gemidos, su lengua se introduce cada vez más dentro de mi boca, la temperatura de nuestros cuerpos aumenta descontroladamente.
-Tengo que prepararte.- niego con la cabeza, lo empujo hasta dejarlo debajo de mí, me coloco encima de él, tomo su mano y lamo sus dedos obscenamente, sonríe pervertida mente mientras lo hago, los saca de mi boca y los lleva hasta mi entrada donde mete dos.
-Ahh… sii, me gusta, más… necesito más…mete otro.- sin esperar más mete otro y los empuja hasta el fondo, los nueve en mi interior lentamente.- Ahh… ya no puedo… te necesito.
-Me excitan tanto tus gemidos.
Saca sus dedos y roza su enorme erección contra mi entrada, lentamente la introduce hasta llegar lo más profundo posible, me aferro a su pecho mientras grito y jadeo, mierda siempre olvido que la tiene gruesa, duele un poco pero de a pocos me acostumbro, lame mis tetillas y mi pecho mientras empieza a moverse lentamente, golpea directamente mi punto de placer, siento que pierdo el control.- Más duro ahh… así, me encanta, dame más ahhh….- se mueve rápido y profundo, cierro los ojos mientras subo y bajo sin control, me llena completamente, estoy muy excitado.
-Siento que perderé la cabeza estando dentro de ti.
-Más duro, me gusta duro… Ahh…- me empuja y me voltea, pega mi cabeza contra la cama y jala mis caderas, me penetra de golpe tan duro como puede, me corro al instante mientras entra y sale con rudeza de mí.- Ahh… así, me encanta… ahh, es tan gruesa me fascina… ahh.- me jala del cabello y me da fuertes nalgadas, se aferra a mi cadera jalándome contra él, el placer me invade, está realmente caliente y muy duro.
-Gimes como una puta cariño, me encantas…ahhh…me corro.- me folla salvajemente mientras besa mi espalda y la muerde, me deja múltiples marcas, me corro nuevamente, sintiendo como él lo hace en mi interior, su calor me invade en plenitud, sale de mi cuerpo y me volteo para mirarlo, su cuerpo está cubierto de sudor, su cabello está hecho un desastre.
Se acerca a mí y nos fundimos en un delicioso y prohibido beso que me deja sin aliento, es un juego excitante.
Se acuesta sobre la cama y me atrae a su cuerpo abrazándome contra su pecho.- Mierda, me encantas…el sexo contigo es el mejor.
-Eres un maldito pervertido, papito.- sonrío para voltear a mirarlo atacándonos de la risa, estamos jugando con fuego pero sé que vale la pena, todo a tu honor mamita.