Habían acordado con anterioridad que Adrien iba a estar durante el parto y así se hizo. Tomaba su mano y ayudaba a aquella mujer primeriza a calmarse y controlar su respiración, cuando las contracciones fuertes la azotaban era cuando entraba en desesperación y al pujar Adrien la apoyaba con palabras de calma, haciendo lo mejor posible. El proceso era muy doloroso y al principio desesperante porque Valeria quería saber si lo estaba haciendo bien, si todo iba bien o si cada cosa era normal. Tenía muchas dudas con todo aquello. No tener experiencia le asustaba. Para ella estaba siendo eterno y ya quería escuchar que su hija había nacido, pero todavía, faltaba trabajar más. Adrien secaba su sudor y cuando ella gritaba al pujar, toda su piel se le erizaba, intentando imaginar todo su dolo