Capítulo 3

2303 Words
Narra Alexa No puedo tener suficiente de Lucas Su aroma almizclado me rodea mientras bombeo su pene en mi mano, provocando gritos y gemidos que salen disparados a través de mí. Casi quiero tirarlo al suelo y montarlo si eso significa que me follen antes, pero burlarme de él así es igualmente excitante. Está completamente perdido en el placer que le estoy dando, sus caderas avanzan desesperadamente mientras busca más y más. Sus ojos parpadean en medio de la pasión, y la expresión libertina de su rostro se graba en mi mente. Quiero recordar esto y saber que fui yo quien puso esa expresión en su rostro. Me hace sentir sexy y poderosa cuando él me mira como si fuera la cosa más increíble que jamás haya visto. Luego me empuja. Está jadeando pesadamente y se apoya sobre mí. No me sorprende; Podía sentir por la tensión de su cuerpo que estaba muy cerca. —¿Vas a follarme ahora?—pregunto en voz baja. Su voz se entrecorta y pura lujuria cruza su rostro. —Te voy a follar duro—promete. Extiendo la mano para agarrar sus hombros y envuelvo mis piernas alrededor de sus caderas, acercándolo aún más. Joder, lo quiero tanto ahora mismo. Luego, cuando sus manos agarran mis caderas, un poquito de sentido común atraviesa la niebla en mi mente. –Espera– jadeo. Hace una pausa. Puedo sentir su cuerpo temblar mientras se obliga a sí mismo a quedarse quieto, con tanta fuerza y ​​necesidad que es difícil detenerse ni siquiera por un momento. —¿Qué?—pregunta bruscamente. —Condón… ¿Tienes uno?—gimo. No conozco a Lucas. Él no me conoce. Necesitamos protegernos. Lucas gime, piensa, y luego se endereza y retrocede. —Jeans... Cartera—jadea. Se levanta los jeans, hurga en el bolsillo y saca la billetera. Lo abre y saca un pequeño paquete, dejando caer la billetera descuidadamente al suelo una vez que termina. Entonces Lucas me mira a los ojos y abre el paquete con los dientes. Me quedo sin aliento cuando veo su lengua salir y dejar caer el paquete roto al suelo. Observo con gran expectación cómo lentamente se agacha, gira ligeramente sus caderas para darme un espectáculo y hace rodar la goma sobre su grueso pene centímetro a centímetro. Lo miro con ojos hambrientos, anticipando ya el momento en que estará dentro de mí. —Joder, por favor...— jadeo. Lucas vuelve hacia mí y me agarra las caderas con fuerza. Me caigo hacia atrás mientras él se alinea, finalmente, en mi entrada, y me mira a los ojos antes de empujar lentamente hacia adelante. Es asombroso. El dolor momentáneo en la brecha desaparece con la lujuria cuando Lucas se desliza dentro de mí lentamente, empujando con cuidado. Ambos nos estremecemos ante el contacto y mis muslos se flexionan alrededor de su cintura mientras mis uñas se clavan en sus hombros—.Más rápido— me quejo. Él avanza un centímetro más y luego se sienta completamente dentro de mí, mis músculos se contraen a su alrededor. Puedo sentir cada centímetro de su pene dentro de mí, grueso y palpitante. Hacemos una pausa por un momento, jadeando, demasiado abrumados y nerviosos para hacer algo más. Cuando la repentina oleada de placer se desvanece ligeramente y ya no siento que tendré un orgasmo con el más mínimo movimiento, me muevo ligeramente hacia Lucas moviendo mis caderas contra él. Él empuja hacia adelante accidentalmente ante el movimiento, y ambos gemimos. —Te sientes tan bien envuelta alrededor de mi pene así—dice él, con el pecho agitado. —Muévete– le digo a cambio—. Fóllame fuerte. Lucas se retira y vuelve a entrar. No hay nada suave en sus embestidas, y levanto mis caderas para encontrarme con él cada vez, desesperada por más de él. Quiero penetrarlo lo más profundo que pueda, y mi cuerpo chupa con avidez su pene, apretándola con fuerza para que le resulte más difícil irse. El sudor corre por mi cara y mis manos caen a la cama para poder agarrar las mantas. Luego, el n***o se baña momentáneamente en mi visión mientras el placer explota dentro de mí. Lucas ha inclinado sus embestidas de manera diferente y ha llegado a un punto que me hace gritar, demasiado abrumada para siquiera formar palabras. Lo hace una y otra vez, y mis movimientos se vuelven más torpes mientras lucho por mantener el ritmo, demasiado cerca del borde para hacer algo más que balbucear y agarrarme. Lucas está jadeando sobre mí y siento tanto calor que voy a estallar. Con un último golpe, me caigo. Aparecen manchas en mis ojos y echo la cabeza hacia atrás con un grito gutural mientras mi cuerpo se aprieta con fuerza alrededor de Lucas. Empuja tres veces más y luego se estremece también. Superamos nuestros orgasmos juntos, sus manos apretadas alrededor de mis caderas. Poco a poco, el mundo comienza a volver a la normalidad. Estoy jadeando, tratando de recuperar el aliento. Sé que no hemos estado en esta habitación por mucho tiempo, pero el sexo de ahora fue tan intenso que apenas puedo recordar lo que estaba haciendo antes de conocer a Lucas. Lo siento deslizarse lentamente fuera de mí, el movimiento envía chispas agudas a través de mi cuerpo cansado, y luego cae a mi lado con un gemido cansado. Lo miro, me encuentro con sus ojos color avellana y él me sonríe. —Wow —dice. No puedo evitar reírme. Decir simplemente "wow" parece quedarse corto. Todo lo que acaba de pasar fue tan asombroso e íntimo. Casi desearía que hubiéramos podido seguir mucho más tiempo, burlándonos y persiguiéndonos hasta el borde—¿Te quedaras?— Lucas pregunta esperanzado. —Bueno, pagaste por la habitación– digo en broma—.Parece un desperdicio no usarlo. Lucas sonríe y nos acercamos a las almohadas, deslizándonos debajo de las sábanas. Nos acurrucamos en ellos y mi brazo lo roza. Hay muchas cosas que quiero decir, o que debería decir después de todo eso. Tal vez preguntarle un poco más sobre él mismo, o por qué estaba en ese club, o incluso si todavía estará aquí en la mañana. Pero una ola de cansancio me golpea y cierro los ojos. Estoy demasiado cansada para preguntarme sobre algo de eso ahora mismo. Puedo ocuparme de todo por la mañana. * * * Mi despertador me despierta. Jadeo y me siento, momentáneamente confundida acerca de dónde estoy. Me late la cabeza y recuerdo que anoche bebí demasiado mientras lamentaba mis problemas con mi padre. Entonces siento que alguien se mueve a mi lado y miro para ver a un hombre en la misma cama que yo. Casi entro en pánico. Entonces regresa la memoria. Este es Lucas Anoche, parecía perfecto mientras bailamos juntos y luego nos apresuramos a ir a un hotel, necesitando tocarnos aún más. Nuestra ropa está esparcida por la habitación y Lucas se frota la cabeza con el ceño fruncido, luciendo tan destrozado como yo me siento. —Ay— gime. Me mira de reojo—¿Cómo te sientes, Alexa? Él también recuerda mi nombre, lo cual es bueno. Le doy una media sonrisa. —Como si alguien me hubiera dado una patada en la cabeza— respondo. Miro mi teléfono con el ceño fruncido—¿Por qué suena mi alarma… Mierda! Lucas comienza cuando salto de la cama. —¿Qué ocurre?—pregunta, preocupado. —¡Voy a llegar tarde al trabajo!— exclamo—¡Y mi padre –también mi jefe– quería hablar conmigo esta mañana! ¡Todavía tengo que llegar a casa y cambiarme! —¿Quieres que te lleve?–pregunta sentándose. —No, está bien—digo al instante, sacudiendo la cabeza; Ya estoy vestida y no puedo esperar a que él también se prepare. Ya estoy marcando el número de un taxi. Responden al tercer timbrazo—¿Hola? Necesito pedir un taxi–les digo el nombre del hotel, un poco orgullosa de recordarlo, y cuelgo. Agarro mi bolso. Estoy a punto de salir corriendo por la puerta cuando miro a Lucas. Él todavía está sentado allí, mirándome. Anoche fue absolutamente increíble. No me arrepiento ni un solo momento, a pesar de que los dos éramos extraños. Dudo y luego corro hacia él—.Dame tu teléfono— exijo. Desconcertado, desbloquea su teléfono y se lo entrega. Rápidamente, inclinando la pantalla para que pueda ver lo que estoy haciendo, introduje mi número en su teléfono—¡Llámame o envíame un mensaje más tarde!— digo. Luego me voy, dejándolo mirándome. Me encantaría quedarme y hablar sobre ello, pero todavía necesito ir a casa y cambiarme y ponerme algo un poco más razonable para el trabajo. Afortunadamente no estoy muy lejos de mi departamento y el taxi llega rápidamente. Tan pronto como entro a mi departamento, tomo una camisa y una falda de mi armario. Miro mi reloj, nerviosa e impaciente. ¿Hay tiempo suficiente para ducharse? Tendrá que haberlo; Apesto a alcohol. Mi padre se dará cuenta de inmediato—.Mierda— resoplo, desnudándome rápidamente y metiéndose en la ducha. Me froto jabón lo más rápido posible y agarro mi cepillo mientras me seco con una toalla, tirando de los nudos. Estoy tratando de hacer varias cosas a la vez, saltando por el baño para secarme y luego corriendo a mi habitación con el cepillo de dientes en la boca, muy consciente del tiempo. Debería haber puesto mi alarma mucho antes. Sin embargo, para mi sorpresa, logro salir por la puerta con cinco minutos de sobra, agarrando mis llaves y todavía aplicándome algo de maquillaje blanco mientras corro hacia el garaje. Mi auto está exactamente donde lo dejé anoche y tiro mi lápiz labial en el asiento del pasajero mientras me pongo al volante. Luego respiro. Está bien, lo lograré y mi padre no tendrá idea de que casi llego tarde. Paso mi mano por mi cabello aún húmedo y luego salgo del garaje. Lo hago poco antes de las nueve. Paso corriendo junto a la recepcionista, quien sonríe y me saluda cuando paso, y me dirijo directamente al último piso. Mientras estoy en el ascensor, me coloco la camisa y la falda en su lugar y uso la pared de espejos para acariciarme el cabello para que luzca un poco más prolijo. Para cuando se abren las puertas, estoy más preparada que nunca y avanzo con la barbilla levantada y los hombros hacia atrás, sin ninguna señal de la noche anterior en mí. —Buenos días, Alexa–saluda mi padre cuando me acerco. No está sonriendo y deduzco que no está contento porque no estuve disponible anoche—¿Tuviste una buena noche? Recuerdo bailar con Lucas en el club y luego moverme con él en la habitación del hotel, caliente, pesado e íntimo. Yo sonrío. –Muy buena noche— digo. —Bien, bien…—mi padre cruza las manos sobre el escritorio y se inclina hacia adelante. Detrás del enorme escritorio, con su cabello acerado perfectamente liso y su traje impecable, parece imponente e imperioso. Me enderezo un poco más. Mi padre nunca ha sido el hombre más cálido del mundo, pero siempre parecía mucho más frío detrás de ese escritorio—.Anoche pensé en tu petición y he decidido darte una oportunidad. Asiento lentamente, aunque por dentro estoy saltando arriba y abajo. Esto es lo que estaba esperando. —¿Qué clase de oportunidad?— pregunto, tratando de mantener mi voz lo más tranquila posible. —Actualmente, Tecnología Blue está buscando formar una alianza estratégica con nosotros– dice mi padre. Su voz deja claro lo poco impresionado que está por esta idea—.Les gustaría llegar al sector de la telefonía móvil y creen que ambos nos beneficiaremos al aliarnos en esta empresa—personalmente, creo que esta es una gran idea. Pero sé lo que siente mi padre acerca de nuestra empresa rival, mucho más exitosa, especialmente desde que el hijo pequeño asumió el cargo tras la prematura muerte de su padre. Así que no digo nada, simplemente asiento, esperando—.Me gustaría enviarte como representante para llegar a un acuerdo—continúa mi padre— . Tú serás la única responsable de decidir si este acuerdo vale la pena o no. Si no cumplen con nuestras demandas, o si sus demandas son demasiado, tu tendrás plena licencia para retirarse del trato en cualquier momento. También se te permite tomar la decisión de aceptar el trato–me mira severamente—.En otras palabras, el éxito o el fracaso de esta empresa depende totalmente de tu decisión. Es una responsabilidad enorme y sé de inmediato qué dos cosas espera mi padre. En primer lugar, el acuerdo fracasará y no tendremos que conectarnos con la empresa, aunque esto inevitablemente me mostrará como irresponsable cuando Tecnología Blue obtenga aún más éxito. O, segundo, aceptaré el trato y fracasaremos por no poder colaborar debido a la terquedad de mi padre. Una vez más, eso dependerá de mí. Es una situación en la que todos pierden. Me ha hecho esto porque quiere ver cómo lo manejo. Sonrío sombríamente. Puede que mi padre y yo no siempre nos llevemos bien, pero en gran medida soy su hija. Nunca me quedo con el segundo lugar y no aceptaré el fracaso. —Muy bien—digo asintiendo bruscamente—.¿Cuándo quieres que vaya allí? —Hoy–dice mi padre. —Iré ahora—respondo. Me doy vuelta y me voy, sin esperar respuesta. Esta es mi gran oportunidad, independientemente de lo desafortunado que parezca todo sobre el papel. Le mostraré a mi padre que tengo lo necesario. Nadie se interpondrá en mi camino. Ni siquiera él.
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