— ¿Disculpen? — Grecia murmuró mientras se encamina por el estrecho espacio entre los asiento del avión para dirigirse a la salida, de vez en cuando estrecha ambos ojos al sentir un poco de dolor en su espalda y en el trasero de estar tantas horas sentada durante el vuelvo más sin embargo siente algo alivio de que ya haya terminado, no estaba muy acostumbrada a subir en un avión, a decir verdad nunca se había subido a un avión y aunque estuvo muy nerviosa no puedo negar lo emocionante que ha sido y lo no tanto que fue el estar sentada todo el trayecto
Al salir un suspiro tembloroso escapa de sus labios, estaba en tierra firme.
Estaba viva
“Al fin” piensa reprimiendo las ganas de no tirarse al suelo y besarlo
Fue una experiencia emocionante al igual que aterradora que no estaba tan segura de volver a repetir, y aun quedaba el vuelo de regreso a casa
—Dios mio — Exhala para luego tomar su maleta roja con rueditas
Grecia respira el aire de Italia y observa todo a su alrededor detenidamente, al menos el aeropuerto no se veía tan diferente al que habia en casa, aunque es un aeropuerto, no hay mucha diferencia, colores distintos y los letreros en italiano asi como el idioma de las personas a su alrededor era lo que hacia la diferencia
Se fija en una mujer de espalda y a unos metros de ella, aparentemente de su misma edad, rápidamente Grecia se acerca sacando del bolsillo de sus vaqueros un folleto donde venia un pequeño mapa ilustrado de Florencia con la rutas y demás
—¿Hola? Puede decirme donde queda… — Dejó la oración en el aire al darse cuenta de que la mujer no la estaba entendiendo en lo absoluto y solo obtenía de ella miradas de confusión, luego la mujer empezó a decirle algunas cosas en italiano y Grecia solo entendió una palabra de lo que le dijo mientras que la observaba con una sonrisa sin ganas
“Buon giorno”
“Buenos dias” en italiano, y eso lo supo gracias a algunas novelas italianas que rara vez solía ver, más por los protagonistas y la sensación de la trama que por los diálogos o la historia en si
Fue en ese momento cuando cayó en cuenta de que tal vez viajar a un país extranjero cuando ni siquiera manejas el idioma, quizás no habia sido la mejor de sus ideas, en un segundo vienen a su mente Jean Claude Van Damme, el actor de la película de “Seis balas”, se considera una amante de la acción, sin embargo ahora cae en cuentas de que el “carnicero” no vendrá a salvarla como a la adolescente que se perdió en una país extranjero
Porque primero, no era una adolescente, y segundo, esto no era una película
“Por favor, no es para tanto” se dijo a misma en un intento por restarle importancia al asunto, ya había pagado por el vuelo, el recuerdo de Beatriz fue lo único que la mantuvo con los pies plantados en el sitio
Grecia se encamino hacia la salida del aeropuerto y se encontró en lo que parecía una parada de taxis, habia muchas personas en el lugar, muchas palabras en italiano fluían a su alrededor y ella a duras penas lograba adivinar algunas de ellas, o eso creía, después de un par de minutos dejo su maleta con ruedas rojas sobre el suelo y se sentó sobre ella para luego pensar en la forma de llegar al hotel
Con todo eso y no pudo dejar de tener la sensación de que sería presa fácil para un secuestrador o un ladrón en una nueva ciudad, en un nuevo país, un lugar desconocido al igual que fascinante para ella
Sin embargo se resaltar el hecho de que es más que todo desconocido
Si, definitivamente no había pensado muy bien las cosas antes de tomar una decisión la tarde anterior
— ¡Basta ya Grecia! —Las palabras abandonaron su boca antes de que fuera consciente de que lo había dicho en voz alta en vez de solo pensarlo en su mente
— ¿Disculpe? —Grecia dio un salto llevándose las manos al pecho al ver de repente a un hombre alto y bronceado cernirse sobre ella
— ¿Se encuentra bien signorina?
Grecia parpadeo aun con las manos en su pecho
Podía sentir el atronador golpe de su corazón contra sus costillas
— ¡Oiga! —Grecia entrecerró los ojos hacia el hombre
—Esa no es forma de acercarse a una persona, pudo a verme matado de un susto.
El hombre al contrario que afectado por sus palabras o avergonzado por lo sucedido simplemente estaba parado ahí, en frente de ella con una sonrisa deslumbrante en su rostro
—Le ruego me perdone signorina, no era mi intención asustarla —Dijo al mismo tiempo que se ponía en cuclillas en frente de Grecia
En ese momento cayó en cuenta de que el hombre la entendía y ella a él, sintió la esperanza empezar a crecer dentro de ella al mismo tiempo que se paraba de golpe casi desequilibrando al hombre en la posición de cuclillas en la que se encontraba
El hombre abrió los ojos sorprendido por su reacción
— ¡Al fin alguien que me entiende aquí! —Exclamo al mismo tiempo que sacaba de nuevo el folleto del viaje y se lo mostraba
—Disculpa, pero ¿sabes como puedo llegar a este hotel? —Grecia señalaba el mapa como si su vida dependiera de ello
El hombre en vez de responder a su pregunta simplemente tomo una de sus manos y deposito un pequeño beso sobre sus nudillos
—Me llamo Mauricio Ferrara —Dijo al mismo tiempo que dejaba caer su mano y le ofrecía una sonrisa
—Sera un placer acompañarla a su destino signorina
Grecia sonrió y alejo todos los miedos de su cabeza mientras tomaba su equipaje y su bolso
Dando un rápido vistazo al hombre bajo un poco la guardia, realmente no se veía como un posible ladrón o secuestrador, o algo mucho peor, al contrario, se veía muy simpático, elegante a pesar de andar de informar y le agradó al instante
Mauricio también traia algo de equipaje mientras se acercaba a la acera, Grecia lo vio sacar un teléfono de su bolsillo, lo escucho decir algunas palabras en italiano que no entendió en lo absoluto antes de que volviera con ella y como todo un caballero se ofreciera a ayudarla con su equipaje
—No te preocupes, puedo sola — Dijo Grecia tomando la manija de su maleta y acomodo aun más su bolso en su hombro, no quería sentirse como una molestia a pesar de que ya le habia pedido ayuda
Además, el hombre también tenía su propio equipaje que cargar
—Esta bien signorina —Mauricio sonrió y al segundo su mirada volvió a la acera cuando una especie de limosina negra se estaciono casi que en frente de ambos
Mauricio le ofreció una pequeña sonrisa antes de hacerle un gesto hacia el vehículo recién llegado y espero hasta que Grecia estuviera en frente de la puerta para abrirla como un caballero
Grecia se deslizo en los asientos de cuero donde se suponía que iban los pasajeros y luego la siguió Mauricio mientras que el chofer guardaba el equipaje de ambos en la maletera
El vehículo tenía bastante espacio, si no fuera porque quizás le faltaban unos centímetro de más pasaría por una de esas limosinas ostentosas que solo habia visto en fotos, parecidas a las del presidente, de por si llamaba mucho la atención, todo en el interior gritaba “caro” y lo único que Grecia podía hacer era tragar saliva rogando por no ensuciar ni dañar nada mientras tomaba asiento, los asientos eran cómodos y con un material de cuero color café con vidrios negros que permitían ver hacia el exterior y que las personas no vieran el interior de la limo, una pequeña apertura tipo ventana deslizante con los vidrios negros dividían a los pasajeros y el chofer, el vehículo olía a nuevo y se veía recién sacado de agencia en su opinión, detalles como esculturas plateadas adornaban el interior y habia una especia de mini bar entre los asientos.
Grecia trago seco mirando todo aquello intentado disimular su asombro o el hecho de que sus ojos estaban a punto de salirse de sus cuencas de un momento a otro
El chofer volvió a su asiento y ella se dedico a ver Florencia desde la ventana de la limo mientras salian de Peretola, un suburbio de la misma ciudad.
Aun se sentía algo conmocionada por lo que habia hecho, nadie sabia de su paradero aunque le habia dejado un correo a su mejor amiga antes de abordar el avión, contándole sobre sus planes y como se sentía, habia activado el localizador GPS en su móvil, no sabia si Lauren ya estaba del todo enterada sobre su locura pero no se preocupaba de que pudiera juzgarla, sabia que la entendería, realmente necesitaba el viaje
Aunque la cantidad de dinero que eso conllevaba era nada más que absurda, una completa locura, pero bueno, su abuela se lo habia dejado y ella habia optado por una vez en su vida hacer algo nuevo, algo que nunca habría pensado pero que ahora necesitaba más que nunca
Necesitaba empezar de cero y el viaje la ayudaría a poner en orden sus deseos y pensamientos antes de volver Nueva York
—Disculpe, pero no me ha dicho su nombre signorina — Mauricio la interrumpió de sus pensamiento y Grecia parpadeo recordando sus palabras
—¡Oh! Lo siento —Grecia se disculpo sintiendo algo avergonzada
— Mi nombre es Grecia, como ya puedes ver no soy de aquí, vivo en Brooklin.
Mauricio sonrió mostrando una sonrisa perfecta y dientes casi que reluciente, Grecia estaba segura que de no ser por los vidrios polarizados el sol hubiese entrado y lanzado destellos cada vez que el hombre sonriera o abriera la boca
—Hermoso nombre —Dijo Mauricio
—Y si, me di cuenta de que no eres Italiana ¿Que trae a una hermosa chica de los suburbios de New York a Florencia?
Fue imposible que Grecia no soltara una pequeña risa al escucharlo hablar con su acento italiano
—¿Dije algo gracioso? —Pregunto Mauricio sin entender su reacción
—No no, para nada —Grecia hizo un movimiento con su mano —No es nada.
—Le ruego que me lo diga signorina — Mauricio frunció el ceño, la curiosidad escrita en su rostro y entonces Grecia lo observo detenidamente por primera vez
Tenia unos ojos color miel que la observaban con confusión, una nariz perfilada y rasgos fuertes, un rastro de barba empezaba a crecer por su mandíbula cuadra asi como el rastro de vellos de su bigote sobre sus labios gruesos, cargaba una polera de color blanco que cubrió su torso y la piel bronceada que dejaba al descubierto solo en las mangas, iba con una pantalones azul marino, a pesar de la ropa se podía apreciar el buen físico del hombre
—Tu acento en muy lindo — Respondió Grecia centrándose de nuevo en los ojos del italiano
—Era eso… —Mauricio sonrió y le dedico una mirada coqueta
“Uh, cosita eso no va a pasar” pensó Grecia
Si bien el hombre es sumamente guapo no era lo que ella estaba buscando, además este viaje quería dedicarlo a ella, tenia hecho un lio sus pensamientos y deseos en su cabeza como para agregar a la formula un hombre
Grecia ignoro la pregunta de Mauricio sobre el porqué de su estadía en Italia a propósito, no quería dar explicaciones ni contarle al hombre sobre lo inestable que se habia vuelto su vida desde la muerte de su abuela, acaba de conocerlo y aunque se sentía cómoda con el hombre a su lado no olvidaba que se trataba de un completo desconocido
—Eres de aquí pero puedes hablar mi idioma con facilidad, ¿tienes familia en Estados Unidos? ¿Como aprendiste el idioma? —Pregunto Grecia mientras la especie de limo pasaba los demás autos como si nada, se veía que era un buen conductor el chofer
“Necesito uno asi” pensó
—Mmm, bueno… —Mauricio se rasco la barba por su segundo mientras pensaba su respuesta
—Tengo negocios en LA, un par de empresas con personas a cargo porque la verdad rara vez suelo viajar fuera de mi país últimamente y tengo el resto de mis negocios aqui, mi madre era estadounidense y mi padre Italiano, aprendí ambos idioma, y luego algunos más.
—Oh vaya —Grecia no podía imaginar un tipo como Mauricio en Los Ángeles, no sabia si era por la forma en cómo se mostraba en el momento y lo veía tan informal para quizás ser algún millonario, aunque tampoco veía muchos realmente y no pasaba desapercibido el aire elegante y sofisticado del hombre, se habia imaginado hombre mayores con traje y gemelos de oros en sus nudillos, por otro lado veía los lujos a los que Mauricio parecía estar acostumbrado y tenía sentido lo que decía, quizás era la cabeza de una cadena de empresas
—Si vives aquí por qué vas al Le rosse? —Pregunto Grecia
Le rosse es uno de los hoteles más hermosos aquí en Florencia, lo más lo habia visto en el sitio web para reservar una habitación se habia enamorado pero del precio no tanto, sin embargo según la imágenes de presentación del lugar, parecía que lo valia
Grecia esperaba que fuera asi, de no ser por el dinero del testamento todo el viaje le habria costado un ojo de la cara, es una pequeña fortuna pero una fortuna al fin y al cabo, no se consideraba una mujer derrochadora, esta se podría decir que era primera vez que hacia algo como eso, no se sentía del todo cómoda con la idea pero esta era a su vez una oportunidad para volver tomar la riendas de su vida y pensar de nuevo en si misma, si esto no la sacaba del agujero n***o que se volvió su vida en casi un año estaba segura de que ya nada más lo haría