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Corazón Griego

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“El viaje de su vida la lleva directo a los brazos de un apuesto hombre dispuesto no solo hacer realidad sus deseos sino también a entregarle su corazón”

Cuando Grecia dio rienda suelta a sus más oscuros deseos con el guapísimo hombre a su lado en el club de un hotel en Florencia no pensó que se estaba involucrando con un adonis griego, literalmente, se trataba de Bastian Dimou, uno de los hombres más ricos de la gran Grecia y de Europa, él estaba ahí por negocios y algo más, y ella fue a parar a Italia en un intento de darle otro rumbo a su vida, quizás la belleza de piernas largas y piel bronceada sea todo lo que este griego necesita

Y sin ambos darse cuenta Grecia termina en sus brazos… y en su corazón.

Pero cuando la realidad y la verdad la golpean se da cuenta de que pertenecen a mundo muy distintos, por mucho que Bastian diga lo contrario y utilice la seducción para mantenerla a su lado, al mismo tiempo este le oculta un secreto que amenaza con destruir su relación de amantes

El viaje está por terminar y el amor, asi como el deseo y la pasión sólo crece en torno a los dos

¿Grecia se quedara? ¿O simplemente empacara sus cosas llevándose consigo el corazón de un millonario griego?

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Capítulo 1 “Nos vamos”
Eran las cuatro de la tarde, por un lado Grecia estaba aliviada de no escuchar el bullicio del trafico de nueva york en Brooklyn, aunque por otro lado al mismo tiempo agradecería al menos una distracción de sus propios pensamientos, llevaba toda una hora recostada sobre su cama en la pequeña pero pintoresca casa de su abuela Su difunta abuela Solo con pensar en ella, la mujer que la crio desde siempre, el recuerdo trajo nuevas lagrimas a sus ojos y ella que pensaba que ya no podría derramar más una vez más se sorprendió asi misma, llevaba casi un año en un pequeño y colorido pueblo en Cold Spring, un pequeño pueblo pintoresco a la afueras de nueva york a una hora lejos de su departamento en Brooklyn, tenía muchos trámites pendientes todavía a pesar de a verse despedido de su abuela hace casi un año, tenía que pensar que haría con la casa y su departamento, se sentía muy a gusto entre las cosa de su abuela y en honor a la verdad no estaba lista para volver a su departamento y a su vida, con la muerte de su abuela había quedado más sola que nunca, aun podía recordar parte de su niñez con sus abuelos pues fueron los únicos que estuvieron con ella desde su infancia, su madre la abandono con ellos por ir detrás de cualquier hombre que tuviera el suficiente dinero como para costear sus lujos y frivolidades  e hizo como si no tuviera  padres y mucho menos una hija Grecia ni siquiera sabía quién era el aparentemente el donador de esperma No es como si el hecho de no saber quién es su padre la hubiese afectado mucho cuando era joven pues sus abuelos siempre estuvieron con ella, la criaron y educaron, vieron por ella hasta en sus últimos minutos de vida La palabra “cáncer” aun resonaba en su cabeza cuando el médico forense acaba de hacer la autopsia al cuerpo de su abuela y Grecia esperaba en el frio pacillo envuelta entre el llanto de otras personas que también había perdido a un familiar querido, en ese entonces sentía mucha culpa pues antes de eso no habia vuelto al pueblo en su ajetreo con preparar los exámenes y mantener todo en su vida en Brooklyn Había dejado de revisar su celular desde hace un par de meses, simplemente habia apagado el ruidoso artefacto antes de que lo destrozara al volcar toda su ira, dolor y frustración que aun contenía en su interior Además realmente no es como si tuviera a una familia preocupada por ella y su paradero, solo su amiga Lauren pero esta estaba en un viaje por trabajo a Los Ángeles, le ofrecieron el trabajo de su vida como diseñadora de marketing en una empresa reconocida, aunque era un puesto  por muy poco tiempo de acuerdo un contrato aun asi no dejaba de ser un logro que la hacía sentir muy feliz por su amiga, Lauren solo estuvo con Grecia algunos meses antes de que su trabajo se interpusiera Grecia realmente la entendía y al principio en verdad deseaba estar sola, incluso en un día como hoy El correo pidiendo un periodo de permiso por duelo que en un principio habia escrito a la directora del  instituto en donde trabajaba como maestra de secundaria sabia que pronto sería remplazado por una carta de renuncia o de despido “lo que viniera primero” y pues a decir verdad aun no se sentía lista para continuar con su vida como solía hacerlo Quería un tiempo para ella, sentía que estos ocho meses de duelo no habían sido suficientes para acallar la tristeza En muy poco tiempo seria una mujer sola, sin hijos, ni marido, ni familia y mucho menos trabajo, aunque esto último estaba por verse, realmente no quería quedarse desempleada Sería la cereza del pastel Ella jamás imagino que algo asi pasaría… A diferencia de su abuela que estaba al tanto de la situación A sus cincuenta y nueve años la señora Beatriz Russo habia lucido más de diez año joven que su edad Habia desempeñado el papel de madre con Grecia como ninguna otra —Pfff —Suspiro Grecia mientras se levantaba de su cama y adoptaba una posición sentada, miro el desorden a su alrededor y su mirada se poso en el sobre blanco sobre la mesita de noche al lado de su cama Llevaba ahí ocho meses y aun no se atrevía a abrirlo, según un abogado, se trataba del testamento de su abuela, ni siquiera había ido a la lectura de dicho documento y agradeció  la atención del abogado por hacérselo llegar, no habían más a los que dejar tales ahorros y hasta estas alturas no estaba muy segura de aceptarlo, según es una cantidad considerable que le había dejado su abuela —Incluso después de muerta te preocupas por mi —Susurró a la nada al mismo tiempo que tomaba el sobre Fue imposible controlar el ligero temblor de sus manos mientras intentaba abrirlo, su abuela siempre fue una mujer muy humilde, no habían sido pobres pero seria mentira si dijera que cada vez que quisiera podían gastar dinero como si nada Quizás habían pasado por mejores momento económicos y otros no tan buenos, sin embargo “el despilfarro no era algo a considerar habiendo otra prioridades”, eso había dicho su abuelo y aun asi siempre llegaba con algunos caramelos para ella Al menos de niña siempre le daban alguno que otro gusto, aun recordaba la salida los Viernes a comer helado o a tomar unas malteadas, de resto se pudiera decir que el par era una gran matrimonio ahorrador y con vista al futuro Su futuro Con la muerte de su abuelo Grecia llego a pensar que seria el fin para ambas, pero no, y eso era algo que le agradecía inmensamente a Dios, Beatriz habia sabido sacarlas a ambas a adelante creando su propio negocio de costura y vendiendo algunos postres en su pequeña casa, a sus dieciocho años Grecia había logrado una beca para estudiar en Brooklyn y podría quedarse en el campus mientras terminaba su carrera Su abuela la apoyo en todo incondicionalmente Años más tarde se habia graduado en Educación y pulió su titulo con todo el amor de su corazón ya habia conseguido un departamento en Brooklyn que con el tiempo habia sabido llamarlo “hogar” A su casi treinta años habia estado en el mejor momento de su vida hasta meses atrás, el trabajo iba viento en popa y sus ahorros era decentes pero ahora su pendón ya no estaba más con ella, se habia ido asi sin más, sin siquiera despedirse Se habia ido dejando atrás un fuerte vacio y dolor en el agujero que antes ocupaba su corazón —Veamos —Murmura al mismo tiempo que saca un gran documento de dentro del sobre blanco y empieza a ojearlo detenidamente Su abuela no solo habia dejado la casa a su nombre sino que también le habia dejado unos miles de dólares solo para ella al igual que todas su pertenencias Al ver la cantidad de números y ceros de la cifra en el papel no pudo evitar llevarse la mano a la boca y ahogar un pequeño jadeo de sorpresa No sabia de donde rayos habia salido toda esa cantidad de dinero, una vez más, no es como hubieran sido las personas más ricas del barrio Para nada Asi que era de esperar que ahora estuviera con el corazón en la mano y sin saber que hacer con tanto dinero Le daba un poco de miedo, no sabia muy bien que hacer ni que decir, no es como si necesitara tal cantidad, era una mujer independiente y su titulo no solo era para decorar las paredes de su departamento y sabia que en algún momento saldría al mundo de nuevo y lucharía por su puesto de trabajo Dejando los papeles a un lado fue hacia la cocina, encendió la luz y la hornilla, colocó un poco de agua a hervir en una olla, salió al pequeño jardín que hacía de huerto a la vez y recolecto un par de hojas de Toronjil, necesitaba relajarse, últimamente sus nervios y la ansiedad la estaban matando Era una lástima que su abuela no poseyera alguna botella de vino, estaba segura que eso si la relajaría más que el té Arrugo la nariz cuando el olor de la humedad en el ambiente se hizo presente, era temporada de lluvias y pronto volvería  a caer otro aguacero, le encantaba el sonido de la lluvia al  caer, la transportaba a hermosos recuerdos y la distraían de la realidad Entro de nuevo a la cocina la cual quedaba de frente al jardín trasero en el que se encontraba, agrego las hojas Toronjil y espero a que esta terminara de hervir, mientras  veía las primeras gotas caer desde la ventana El lugar colorido de apoco se empezaba a verse en tonos grises debido a la lluvia y a la neblina que empezaba a parecer, a pesar de que también amaba el clima lluvioso no puedo evitar hacer la comparación de ello con su estado emocional Sentía en su interior como si hubiera un diluvio, su alma decaída apenas la podía arrastrar consigo, salía muy poco de la pequeña casa y cada vez extrañaba menos su apartamento, al menos en ese lugar aun podía sentir como si su madre, su abuela, estuviera aun allí. Sabia que ya habia pasado la etapa de aceptación y todas la demás etapas del duelo, solo que se habia tardado tanto que sentía que simplemente no podía volver a su vida como si nada hubiese pasado No se sentía bien con la idea aun Algunas podrían llamarla exagerada o que habia enloquecido y se habia vuelto casi que  una ermitaña sin embargo sabia que muy poco entenderían las guerra en su interior, en momento como estos recordaba los sermones de Beatriz cantándole la “canción” de todos los días cuando se quedaba a verla Flashback —Si no sacas la cabeza de vez en cuando de los libros jamás encontraras un buen hombre para ti —Había dicho su abuela Grecia solo sonrió —No es tan fácil —Había respondido  cerrando unas de sus novelas, una nueva que hace poco había comprado y ya la tenía encantada —Claro que no querida, dímelo a mi — Beatriz había preparado un poco de té, le paso un pocillo de cerámica blanca con un dibujo de rosas muy lindo en frente y por detrás mientras se sentaba a su lado y ambas disfrutaba de su te —Sin embargo no lo hagas más difícil de lo que ya es, créeme Grecia, los hombre de tus novelas no saldrán un día y te conquistaran — Su abuela puso los ojos en blanco como si la idea fuera nada menos que absurda “Ya lo hicieron” estuvo a punto de decir Grecia con una sonrisa, a diferencia del mundo real, en los libros hasta los hombres que se suponía debían tener un defecto para hacer la historia un poco más “real” a sus ojos eran más que perfectos Pero como lo perfecto no  existe y nada lo es, no le quedaba de otro que reconocer que su abuela tenía razón — Lo sé, es solo que ser una mujer “cazadora” digamos que no es mi estilo —Grecia se encogió de hombre soplando un poco del te caliente antes de sorber un trago — Ya llegara el momento indicado y el hombre indicado, no veo porque apresurar las cosas Su abuela bufo antes de levantarse y señalarla con un dedo —Tienes casi treinta años Grecia, eso puedo escucharlo venir de una mujer mucho más joven, quizás una adolescente pero de ti no, ¡por amor a Dios! —Beatriz alzo las manos al cielo y Grecia hizo lo que puedo por aguantar una carcajada Su abuela tendía a ser muy dramática —Quiero nietos y no quiero que estés sola cuando yo ya no este —Su abuela se vio visible mente desanimada y al instante el humor de Grecia cayo —¡Ay! — Exclamo Grecia al mismo tiempo que se levantaba de su asiento para abrazar a la mujer mayor — No digas esas cosas Abu, me ponen muy mal, no quiero que te alejes de mi nunca Su abuela la abrazo y todo en su interior volvió a estar en calma La amaba como a una madre —Algún día te daré nietos y conocerás a mi principie azul, no me dejaras en lo absoluto — Grecia sonrió llevándola de vuelta al mueble con estampado de flores, era difícil encontrar algo en la casa que no viera delicado o muy femenino, todo era rosado, lila, blanco o beige, no faltaban adornos de flores o estampados de ellas por toda la casa Le gustaba mucho el estilo de su abuela “Femenino y delicado” asi había nombrado Beatriz a su propio estilo y Grecia no pudo estar más que de acuerdo con eso Tomo las manos de su abuela en las suyas cuando ambas se sentaron de nuevo — Te amo mamá —Murmuro con una sonrisa Vio un brillo pasar por los ojos de su abuela y sabia que pronto ambas serian un mar de lagrimas y que se consolarían la una a la otra —Ay mi niña —Su abuela la abrazo contra su pecho — Yo te amo más *** Fin de Flashback Grecia parpadeo al darse cuenta de que una lagrima había rodado por su mejilla al recordar aquel día A veces eran los mismo recuerdos lo que le impedían avanzar, simplemente eran demasiado y todos hermosos Apago la estufa, paso el agua por un colador para que no se fueran la hojas con el liquido a la taza de cerámica  y cuando obtuvo su té en sus manos se dirigió a la sala de estar, abrió las cortinas corredizas de la ventana que daban al frente de la casa, se sentó en el mueble floral y mientras bebía de apoco  su té se dedico a observar la lluvia caer “Necesito avanzar” se dijo asi misma Después de un largo tiempo perdida en sus pensamientos y con el aguacero aun cayendo, ya se habia terminado el té y habia tomado una decisión que la tenía de pie en un salto y al mismo tiempo muy nerviosa —Un viaje —Dijo al mismo tiempo que fue a su habitación, tomo el sobre con su contenido al igual que su laptop y volvió a la sala Estuvo treinta minutos buscado sitios por internet para ir a visitar, a la final sacando cuentas su mirada se poso en los últimos resultados que habia buscado en google y sintió su corazón martillar duro en su pecho Italia De joven siempre quiso viajar a Europa, visitar Italia y sobre todo Grecia, el país del cual provenía su nombre, sin embargo por poco no llegaba con el dinero hacia un destino tan lejos como Atenas, asi que opto por Florencia Busco vuelos durante casi una hora y mantuvo sus cuentas al día Dejando todas las notas en orden se alejo de su computadora y miro todo a su alrededor, no podía creer lo que estaba a punto de hacer, en casi un año no habia salido de la casa de su abuela y ahora estaba a punto de viajar fuera del país por casi once horas hacia un país que no conocía en los absoluto Estaba emocionada al mismo tiempo que aterrada de lo que iba a hacer sin embargo un vistazo a todo a su alrededor la termino de convencer No era una mujer arriesgada y casi podía escuchar la risa de su abuela si supiera de todo, al mismo tiempo que tenía la seguridad de que la animaría a hacerlo, y si estuviera probablemente las dos viajarían Compro el boleto de avión por internet y luego se dirigió al baño a tomar una ducha, no se estuvo más de quince minutos y luego salió con una toalla envuelta en su torso, a pesar de estar sola en casa no se atrevía a andar desnuda, ni siquiera en su departamento, era muy tímida cuando de su cuerpo se trataba, ya en su habitación tomo unos vaqueros celeste como el cielo y una blusa blanca, se coloco unas botas altas de cuero beige y recogió su cabello en una cola de caballo, se miro en el espejo de cuerpo completo en la puerta de su escaparate y la chica que le devolvió la mirada no se veía para nada segura de lo que estaba haciendo El miedo estaba haciendo todo lo posible por intentar colarse dentro de ella pero aun asi se mantuvo firme y busco entre sus cosa una maleta de viaje, la coloco sobre el desorden que era su cama y empezó a empacar un poco de ropa en el interior, el terminar de doblar y cerrar la maleta fue en busca de su bolso y su pasaporte, tomo su teléfono y luego de hacer algunas llamas al abogado y al banco ya tenía en su cuenta el saldo disponible de la herencia y sabia que podía comprar la moneda local o dólares cuando estuviera en el aeropuerto de Florencia, dejo la maleta y el resto de sus cosas en la sala de estar,  como aun sobraba tiempo y del todo no habia parado  la lluvia ordeno un poco la casa y Grecia sonrió levemente cuando el recuerdo de su abuela barriendo y refunfuñando que “las casas se barren todos los días, solo mira todo este polvero loco” y “Si así como rinden los quehaceres rindiera el dinero ya fuera rica” Ordeno su cuarto y lo dejo como si nunca hubiese pasado por una depresión de casi un año y barrio un poco, cerro el gas y aseguro las ventanas y puertas, cuando bajo las escaleras se fijo en un cuadro de su abuela colgado en la pared, ella también salía en la foto, era de hace dos años en su cumpleaños, no habia invitado amigos ni nada asi que solo habían sido ellas dos ese día No estuvo mal, a decir verdad disfruto mucho estar en compañía de Beatriz, valoro todos y cada uno de sus momentos de vida y en los que estaba con ella Se miro en el espejo  aprobando el atuendo que habia escogido e intento recapacitar por si misma y aun asi no lo consiguió No sabia que demonios la habia poseído para estar haciendo  todo aquello pero sabia en su corazón que seria una gran experiencia Simplemente esperaba no terminar arrepintiéndose luego Un pequeño vistazo al exterior y supo que estaba empezando a escampar y que el sol empezaba a ocultarse un poco, pidió un taxi y espero con la puerta abierta por casi diez minutos Cinco minutos después llegó el taxi y Grecia arrastro su maleta fuera de la casa y antes de cerrar la puerta principal tomo la foto de su cumpleaños con su abuela y la coloco debajo de su brazo antes de terminar de cerrar y deslizarse en el asiento de pasajero —Buenas tardes —Saludó Grecia cerrando la puerta —Buenas señorita —El hombre empezó a salir a la carretera mientras Grecia daba un último vistazo a la casa sintiendo un nudo en la garganta, no estaría fuera por mucho tiempo, aun no se habia ido y ya la extrañaba —¿A dónde la llevo? —Al aeropuerto por favor  —Respondió Grecia Perdió la casa de vista cuando estuvieron en la carretera El chofer asintió Ella bajo la mirada hacia el cuadro en sus manos y no pudo evitar sorreir y asintió para si misma —Nos vamos —Dijo observando  la foto de su abuela y dejando un pequeño beso sobre el cristal del marco.

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