No imagine que podría llegar a pasarla tan bien con Mykel y Blaz, pero es que Mykel es un hombre muy divertido, pero, sobre todo, me da paz. Él pareciera tener la receta justa para ser atento sin asustarme, y un profesional que no cruza esa línea aun cuando salimos a pasear como lo hicimos hoy. Hemos hablado por horas, disfrutamos de Roma, de su comida, de música y sé que mañana será un día distinto, uno de donde trabajaremos y nos esforzaremos para tener una sesión de fotos increíble. Por hoy, acomodo a mi pequeña en la cuna que hay en la habitación y comienzo a buscar su sonajero favorito para poder hacerla dormir. Busco por todas partes, pero no lo encuentro en ningún lado y mi cabeza de inmediato trata de hacer memoria. De momento recuerdo que Mykel lo tomo cuando se cayó en el lobby