Supongo que es normal que haya ido varias veces a la guardería para ver cómo estaba Mali, pero el temor de que algo malo le pase me invade sin que yo lo pueda evitar. En estos momentos la observo desde este lado del cristal y sonrió al verla reírse mientras de que juega con el peluche que le han dado las maestras. —¿Va todo bien? —escucho su voz y al voltear, allí esta Mykel con una sonrisa en su rostro. —Si, perdón, sé que he descuidado mi trabajo, pero no puedo evitar preocuparme —admito y me da una sonrisa. —Tranquila, es normal, yo también vengo de vez en cuando para ver a Blaz —me cuenta. —Creo que ahora entiendo a mis padres, uno jamás se dejara de preocupar por sus hijos, ni siquiera cuando sean mayores de edad —comento. —Así es, supongo que de eso se trata la paternidad —añade