Al día siguiente: 31 de mayo No tengo idea de que hora es cuando escucho a alguien golpeando la puerta con más fuerza de la habitual. Para ser sincera, apenas he podido dormir, y Malí estuvo igual. Hace apenas unas horas que cayó rendida, pero yo directamente he pasado la noche en vela. Me levanto de la cama sin ganas de nada y ni siquiera miro por la r*****a ya que el dolor de cabeza y el asco que me dio recordar todo lo que paso aquella noche no me dejan ni pensar. Abro, y no me sorprendo al ver a Mykel, pero al parecer, él si se sorprender al verme a mi en pijama y con esta cara de muerta que seguro traigo a cuestas. —Nahía, ¿Qué paso? ¿Por qué estas así? —me pregunta con preocupación. No tengo ganas de nada, simplemente me doy media vuelta y me vuelvo a acostar en la cama abrazándo