Al oír las palabras de Serenity, Gideón sintió cómo su corazón se aceleraba con violencia, latiendo con fuerza contra su pecho a causa de la emoción que sentía. Una sonrisa amplia y radiante se extendió por su rostro varonil, iluminando sus facciones con una alegría tan intensa que era imposible ocultarla. Sin pensarlo dos veces, se acercó a su amada esposa con pasos enérgicos y la envolvió en un abrazo apretado, levantándola del suelo con facilidad gracias a su imponente estatura y su musculatura fornida. —¡Mi diosa! —exclamó el Alfa Rey con voz cargada de emoción, y sus ojos centelleantes clavados en los de ella—. ¿Estás diciéndome que quizás estés esperando un heredero? Serenity se rio con ganas ante la efusividad de Gideón, riendo con alegría mientras él comenzaba a darle vueltas en