Serenity tragó saliva, su garganta repentinamente seca. Sus manos se crisparon en puños ocultos mientras decía, sólo por decir algo: —La casa Vesperion y la casa Lumithar están de nuestro lado, ellos nos ayudarán. —¿Los Vesperion? —en esta ocasión, el Eternal comenzó a reírse, una risa grave y burlona que retumbó en las paredes de la habitación—. Se ve que mientes, su alteza —dijo, pronunciando la última palabra con ironía—. Los Vesperion se mataron entre ellos mismos hace unos cinco años atrás, solo quedan dos de ellos, pero son un desastre. Y la casa Lumithar, ninguno de ellos posee un Auralas, esa familia se convirtieron en granjeros pacifistas que jamás se enredarían en un conflicto bélico de esta envergadura. Serenity tragó saliva nuevamente, su rostro pálido. Pero no respondió ant