Después de transcurrir un par de horas más sumergidos en un ambiente cargado de música alegre, risas entremezcladas con tensión mal disimulada por la presencia de invitados no deseados, la celebración nupcial tocó a su fin. En el instante en que los músicos detuvieron sus melodías y los invitados comenzaron a dispersarse, Thorger y Belle, resplandecientes en su recientemente adquirido vínculo matrimonial, se acercaron a Gideón con pasos pausados. —Ya es hora de marcharnos, a pesar de todo... —la voz grave de Thorger se detuvo por un momento, mientras sus ojos color verde oliva se desviaban con recelo hacia Zairan, quien bebía sentado en una mesa junto a ese par de Eternals, su esposa de mirada impasible y su hijo, cuyo rostro denotaba un evidente aburrimiento—. No sé si podré estar tranqu