Kieran surcaba los cielos con su pequeña forma de Auralas, un ave de extraordinaria belleza. Su pico y ojos dorados resplandecían con la gracia de un amanecer eterno, mientras sus plumas blancas, ribeteadas con delicados toques dorados, se mecían al son de las brisas celestiales. Las gemelas, Serenity y Serabelle, permanecían suspendidas a su lado, inconscientes, atrapadas por el poder invisible que emanaba del niño Eternal. El chico se dirigió con tranquilidad hacia el imponente palacio real de Arkenia, pero en lugar de optar por la puerta principal, se introdujo en una abertura secreta oculta en uno de los costados de la fortaleza. En ese instante, su forma aún era la de un pájaro, pero como todavía no era un Auralas adulto, era lo suficientemente pequeño para atravesar una estrecha ent