Cuando salieron de las imponentes puertas del palacio real, Gideón, Serenity, Thorger, Belle y Atalia recorrieron las calles adoquinadas de la ciudad capital. El sol de las dos de la tarde bañaba con su calidez los majestuosos edificios de mármol blanco, cuyas columnas esculpidas con intrincados detalles sostenían techos de tejas en tonos ocres. En esta ocasión, las gemelas pudieron admirar con calma la arquitectura deslumbrante de Cladio, la joya de la región isleña de Zythos. Arcos decorados con guirnaldas de flores perfumadas daban paso a plazas soleadas donde bullían mercados y tabernas. El ambiente estaba impregnado con el murmullo de las conversaciones y las risas de los lugareños. El aroma a mar se sentía en la brisa que acariciaba sus rostros, trayendo consigo la esencia salina y