Atalia esbozó una sonrisa falsa que no alcanzó a iluminar sus ojos oscuros mientras Gideón la envolvía en un cálido abrazo junto a Serenity. En lo más recóndito de su mente, la princesa tramaba con malicia su próximo movimiento, regodeándose ante la perspectiva del inminente sufrimiento que tendría su hermano y su ingenua esposa. Se deleitaba con la idea de que la reina fuera estéril, considerándolo un golpe perfecto para Gideón, antes de que pudiera acabar con él con la ayuda de sus hombres, traidores a la corona, y también con la ayuda del tonto rey de Avalonia, quien sería una pieza clave en su plan de asesinar a Gideón. Solo necesitaba tener paciencia, porque sabía que no sería una tarea fácil. El vapor de las termas envolvía sus cuerpos desnudos en un velo cálido y brumoso. Atalia pa