En el vasto cielo, donde tampoco estaban alejados del peligro, Gideón y sus dos valientes guerreros conocían mejor que nadie los riesgos que acechaban desde las alturas. Por ello, no se sorprendieron demasiado cuando, en ese preciso instante, una descomunal criatura alada emergió de entre las nubes, batiendo sus alas con una fuerza descomunal que hacía temblar el aire a su alrededor. Se trataba de un Roc, un ave de presa gigantesca, cuyo oscuro plumaje contrastaba de forma intimidante con el azul inmaculado del cielo. Estas temibles criaturas se alimentaban de todo aquello que se moviera, y lo peor de todo es que su apetito era insaciable, siempre estaban hambrientas. Sus garras afiladas como cuchillas relucían amenazadoras a la luz del sol, y su pico curvado se abría en un graznido ensor