—No es necesario que lo mates, Zairan. Gideón no tiene por qué morir. Casémonos, llévame a Arkenia y me iré con Atalia. Críala como tu hija, dejemos aquí a Gideón para que se encargue de Zythos. Seguramente será un buen rey como su padre... —La voz de Kalara resonó suplicante en la oscuridad del bosque, con sus ojos reflejando anhelo y temor. Al oír eso, Zairan soltó a Kalara de su abrazo posesivo y la miró con severidad, el ceño fruncido denotando su desagrado ante su oposición a sus planes. —Gideón debe morir, es parte de mi venganza personal contra Olnor. Con matar a mi hermano no fue suficiente, Kalara. Él me arrebató a mi primogénito contigo, y yo le arrebataré el de él. Así es como debe hacerse... Él morirá —sentenció con voz fría, sin un ápice de duda. —Pero Zairan... —intentó r