Serabelle, habiendo aprendido el lenguaje de Zythos, pronunció sus votos con fluidez, con sus palabras fluyendo como ríos de miel, prometiendo devoción, lealtad y compañerismo hasta que la muerte los separara. Thorger, quien había practicado incansablemente, recitó sus votos en el lenguaje Avalonio con voz firme y llena de emoción contenida. —Querida Serabelle Everhart, mi flor blanca —comenzó a decir Thorger en Avalonio, sin necesidad de leer, pues cada palabra estaba grabada en su corazón—. Prometo amarte hasta el fin de mis días, protegerte, respetarte, ser el compañero que mereces. Deseo estar contigo al despertar y al acostarme, y... —sus ojos brillaron con picardía— también deseo que nuestro primer hijo sea un varón, ¡un guerrero! aunque si es una niña, no importa, será hermosa como