De esa manera, cuando ya todos los lobos estaban transformados, comenzaron a aullar al cielo, entonando un cántico gutural y ancestral que hizo vibrar el ambiente a su alrededor. Serenity y Belle se miraron, decididas a no dejarse intimidar por esa exhibición de ferocidad. Tomadas de las manos, se unieron al ritual de forma vacilante. —¿Qué debemos hacer? —susurró Belle a Serenity, quien se encogió de hombros con incertidumbre. —¿Aullar también? —sugirió Serenity en un murmullo, intentando imitar el aullido de los lobos con un débil "¡Au!" que la hizo sonrojarse de vergüenza. Belle la miró con duda, achicando sus ojos grises. —No somos lobas, Sery. Gideón lo dejó en claro, dijo que teníamos que participar, pero supongo que, con nuestra esencia, tenemos que hacer algo. Somos Etereals.