Luego de esos intensos orgasmos seguidos, Belle sentía que necesitaba un momento para recuperarse, con la respiración agitada y la piel brillante de sudor. Sin embargo, la excitación de Thorger no permitía intervalos de descanso, es por eso que él se incorporó y observó a su esposa con una mirada lujuriosa y decidida en sus ojos. Ese encuentro aún no había terminado, por eso, con movimientos calculados y llenos de deseo, se colocó entre las piernas de Belle, preparándose para volverla a penetrar una vez más. Con manos firmes, Thorger sostuvo su dura, grande y erecta masculinidad, ansioso por entrar en la feminidad de Belle una vez más. Y así, lentamente, comenzó a penetrarla, deslizando su entrepierna hacia la entrada de la intimidad de su amada. Belle gimió de placer y anticipación, sint