Jefe narrando Fui hasta ella, tomé su mano y la llevé hasta mi celda, una vez adentro la solté y ella miró todo el lugar, puse las cosas que ella trajo sobre la mesita que hay aquí, saqué todo de su bolso y lo acomodé para luego poner la bolsa en un rincón para que ella la pudiera llevar de vuelta después. Cuando me volteé para mirarla, la mandada estaba parada mirándome con los brazos cruzados y una expresión seria. —¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara? —le pregunto a ella que se pasa la mano por el rostro. —Hace mucho calor aquí —dice mirando a su alrededor y yo asiento, aquí ya hace calor en días normales, pero en días de visita, por el hacinamiento, es aún peor. —Sí, está caliente, si quieres puedes usar uno de mis calzoncillos y una camiseta, o si prefieres, puedes quedarte sin nada —le