Julio narrando Gracias a Dios ya estoy prácticamente recuperado, el médico me regañó por la inflamación, pero me recetó una pomada que hizo efecto rápido. Desperté al día siguiente con Manu acostada en mi pecho y seguí acariciándola mientras ella todavía dormía, luego se despertó con esa hermosa sonrisa suya. —Buenos días —me dijo ella. —Buenos días, rubia. Vamos a levantarnos a desayunar, mi niña debe estar hambrienta —le digo mientras ella sonríe y asiente. Ella fue a cepillarse los dientes y a darse una ducha, luego bajé y preparé el café. Siempre dejo unas galletas de agua y sal para los mareos, y cuando ella bajó, subí las escaleras. Ayer Juh no pudo venir porque está ocupada con sus cosas de la universidad y ya estoy acostumbrado a ello, pero cuando no puede venir, la extraño. To