Jefe narrando Chupé toda su leche mientras ella sonreía con los ojos cerrados. Me levanté y la besé para que pudiera probar su propio sabor. Ella acarició mi espalda y me arañó, haciéndome erizar. Jale su cabeza hacia atrás, dejando su cuello expuesto, y la besé hasta ponerle la piel de gallina. Ella me empujó hacia atrás y me ordenó sentarme en la silla. Por supuesto, obedecí. Ella se levantó de la mesa, terminó de quitarse el vestido rasgado y las bragas, quedando desnuda. Está muy buena, no puedo resistirlo. Amenacé con levantarme, pero ella me lo impidió. Mi polla parece que va a romper los pantalones de lo dura que está. Llevo un tiempo sin follar a nadie y esta diabla me ha puesto muy caliente. Pasó su mano alrededor de mi cuello y se sentó en mi regazo, con una pierna a cada l