Bajamos del bote unos minutos después, caminamos hacía el tobogán donde se encontraba Johan, Aleks entrelazó nuestras manos, ese simple gesto se sentía muy bien. –Gracias por el paseo, lo disfruté mucho. –Sabía que lo harías. Bajo una pequeña roca que estaba al frente, se dió la vuelta y quedamos frente a frente, él miro mis ojos y luego mis labios, se inclinó acortando nuestra distancia, cerré los ojos y en un instante sentí el roce de sus labios, fue un poco difícil atrapar sus labios por la barba que picaba, pero Aleks fue muy tierno y despacio, se separó sonriendo, seguramente ya estaba cambiando de color, me habia encantado el momento, el paisaje y hasta el clima era perfecto. –Será mejor que nos demos prisa. –Si –sonreí caminando junto a él de la mano. Johan estaba emocionado