Capítulo once Cada día que pasaba, Ryan y Mandy se acercaban más. Aunque mantuvieron un perfil bajo en la universidad para preservar aquel inicio de relación, estuvieron juntos todo el resto del tiempo. Hacían paseos románticos, caminatas por el parque, viajes en velero o a la playa, intercambiaban besos bajo las estrellas, iban al cine y hablaban mucho. Ella era una chica inteligente que sabía expresarse bien. Sus comentarios estaban siempre llenos de buen humor, lo que le hacía reír. Él era amable y cariñoso. Tenía un pensamiento rápido y un sentido de la responsabilidad muy desarrollado para un chico de su edad. Ryan se sentía más feliz que nunca y consideraba que su relación con Mandy era perfecta. Él la llevaba o recogía en cada ensayo de ballet. Ella lo acompañaba a algunos de sus