Chelsea estaba teniendo sin dudas una de las peores etapas de su vida, jamás se había sentido tan desilusionada como ahora porque, su estatus amoroso podía caerse a pedazos, podía estar fatal, quedarse sola una y otra vez, pero, su trabajo, ese sí que no podía fallar y lo estaba haciendo. Estaba acostumbrada a ser felicitada por sus logros, a ser la mejor en lo que sea que hiciera, a que los demás se sintieran amenazados por ella y su eficiencia y eso, definitivamente, no estaba sucediendo en esos últimos días. Hugh Bullock la había llamado a su oficina a pedirle cuentas, le había dejado bien claro que si volvía a existir alguna equivocación estaba fuera de la empresa y eso no se lo podía permitir, no cuando su madre y la salud de la misma dependían de ese trabajo en el que estaba y por