Semanas antes…
Arden estaba extasiado probando el coño de su novia Dione, siempre creyó que era lo más delicioso que había probado y la veía como una diosa. Dione estaba en la cama acostada boca arriba con las piernas flexionadas y bien abiertas disfrutando del sexo oral que le daba su novio.
Él estaba un poco desesperado, pues solo tenía dos horas antes de que su vuelo despegara, pero como siempre, las ganas que se tienen los ha consumido que no pudieron aguantarse hasta el otro fin de semana o quien sabe cuándo.
—Mmm —gruñe Arden lamiendo los fluidos de Dione.
Con solo pensarse a sí mismo probando a su novia se le pone duro. Arden mete dos de sus largos dedos penetrándola mientras lame y chupa su clítoris. La espalda de Dione se arquea y emana más fluidos de ella, su cueva era tan estrecha que Arden pudo sentir como sus paredes se contraían, por eso aleja su cara de su tentadora humedad, saca sus dedos y se monta sobre ella, toma su falo entre su mano y se adentra en ella penetrándola con placer.
Arden siente el calor de su acogida cueva y se desplaza en ella con lentitud, mueve sus caderas de adelante y atrás de una manera sensorial. Su falo como siempre encajaba en ella a pesar de lo estrecha que es, de igual forma, se estira y luego vuelve a su tamaño.
Estaban muy excitados que usaban su fuerza de voluntad para no correrse tan rápido, ella no quería que se fuera y él tampoco quería irse, pero debía hacerlo.
Sus pieles chocan haciendo un golpeteo con un sonido bastante placentero, estos sonidos provocaban que Arden aumentara sus embestidas volviéndolas salvajes y bruscas.
—Aaah —gime Dione por lo rico que la follaba su novio—. Sigue papi —pide Dione provocando a Arden aún más haciéndole caso a las peticiones de su novia.
Él se detiene y sale de ella dejando a Dione confundida, pero este luego la voltea y la penetra nuevamente azotando su trasero, no tenía mucho, pero a él le encantaba, la ama como es. Dione jadea con sus azotes y esos jadeos vuelven loco a Arden haciendo que sus embestidas no tengan control, su sudor ya se unificaba en sí.
La noche anterior también habían hecho travesuras en la cama, se ven una vez a la semana o tal vez al mes, obviamente aprovecharían cada segundo para estar juntos.
Arden vuelve azotarla una vez más y las piernas de Dione comienzan a temblar para la máxima llegada de su orgasmo, al igual que el orgasmo de Arden. Cuando Dione suelta su nombre en tono de liberación, Arden sale de ella y se llega en su trasero.
Llevaban tres años de relación y no deseaban tener hijos aún, por el hecho de que no se han disfrutado lo suficiente como pareja. Arden se tumba a su lado y Dione se queda así boca abajo.
—Eres mi mejor cogida como siempre —dice Arden suspirando y mirando el techo.
—¿Acaso hay alguien más? —pregunta divertida.
—Tu sabes perfectamente que no, solo pensé que aún estábamos en nuestros papeles donde yo soy el cliente y tú, bueno, ya sabes…
No le gustaba mencionar mucho esa palabra a menos que sea para el sexo, cosa que eso acabo hace unos segundos.
—Eres la mejor.
—Si no fuera porque te conozco, diría que solo lo dices para hacerme sentir mejor. —Ella voltea su rostro para mirarlo y él también lo hace.
—¿Quién dice que eso no pueda ser una mentira? —pregunta divertido y ella le golpea el brazo—. ¡Auch! —se queja riendo—. Cada vez estás más fuerte. —Coloca su cuerpo de lado y besa su frente.
—No he dejado de hacer ejercicio —responde orgullosa de sí misma.
—Me encanta. —Besa su nariz.
—Amor… —Llama su atención y se siente algo tímida.
—¿Sí nena? —Él se levanta y busca papel para limpiar lo que embarró en el trasero de su novia.
—¿En serio dijiste eso para hacerme sentir bien o por qué es verdad? —Alza un poco la voz para ser escuchada.
—Amor, eres psicóloga, creo estás muy calificada para no crearte esas inseguridades, no creo que haya dicho algo malo —dice de vuelta y se sienta a su lado a limpiar el semen.
—Sigo siendo humana Arden, hay cosas que no podemos controlar, los psicólogos no somos perfectos y no me puedo auto diagnosticar —responde ella muy seria.
Todos tenían una idea errada sobre los psicólogos.
—Lo sé nena, pero me refiero a que estudiaste sobre eso, supongo que ya deberías saber los ejercicios que te traen seguridad, nosotros somos culpables de nuestras inseguridades, porque los demás pueden decir pío, pero nosotros decidimos si nos afecta o no.
Se vuelve a levantar para botar el papel y regresa con su novia.
—Tienes razón, gracias. —Le sonríe dándose cuenta de su error.
Ella siempre podía contar con él para lo que sea, no eran la pareja ideal de todos los cuentos de hadas, pero al menos si era un equipo.
—Te amo. —Besa sus labios—. ¡Dios! —Anhela su labio suave y carnoso—. Cómo desearía tener más tiempo contigo. —Se entristece Arden juntando sus frentes.
—Si te quedas más tiempo, perderás tu vuelo y posiblemente tu trabajo también. —Ríe con delicadeza mientras se levanta a recoger todo el desorden que hicieron.
—Lo sé, pero ya tenemos tres años de relación Dione, jamás había durado tanto con nadie y menos a distancia.
Arden se impresiona y también se levanta a ayudar.
—De verdad quiero llevar esto a otro nivel. —Se coloca un bóxer.
—Ya hablamos sobre eso. —Ella no quería que insistiera en el tema.
—¿Estás segura que lo hablamos? Porque lo único que hiciste fue escucharme como si fuera tu paciente —reclama algo serio.
—¡Arden! —Lo mira molesta—. Ya deja de creer que siempre te trato como un paciente, eres mi novio.
—Perdón, pero lo único que haces es analizar todo y yo no veo resultados —dice terminando de vestirse.
Se miran fijamente algo molestos, Dione se rinde primero en su combate de miradas, suspira y camina hasta él para abrazarlo.
—Estoy cansado Dione, son tres benditos años a distancia, sé que te veo cuando puedo o tu vas cuando puedes y que nos vemos en vacaciones sin falta, pero yo quiero algo más que solo visitas, quiero vivir contigo, casarnos, tener una familia, ¿acaso no quieres lo mismo?
La deja sin palabras, estaba insegura por esa gran decisión.
—¿Tendremos nuestra relación a distancia para siempre? ¿Nos turnaremos para cuidar a los niños? Cambiarlos de escuela a cada momento no será fácil ni bueno para ellos Dione y lo sabes —Suelta un suspiro y se separan del abrazo—. ¿Seremos una familia a distancia?
—Tal vez, si ninguno de los dos quiere terminar. —Le da media sonrisa.
—Solo quiero esto contigo, quiero todo para nosotros, por supuesto que no quiero terminar, ¿Para que terminar si tenemos la solución? Tu puedes mudarte y… —Ella lo interrumpe.
—O tu puedes mudarte —propone y comienza a seguir recogiendo las cosas.
—Tengo un trabajo Dione —le responde y ella lo ve con ironía.
—Pues yo también —dice muy obvia.
—De acuerdo, entonces queda claro que ninguno se va a sacrificar para llevar esto al siguiente nivel. —Señala el espacio que hay entre los dos.