Al llegar a casa, ayuda a Ollie a bajarse y luego se adentran al hogar, el pequeño sale corriendo a su habitación para jugar y Dione revisa su teléfono mientras se dirige a la cocina, había un mensaje de Arden donde solo estaba la dirección y la hora para ir a almorzar.
Su respuesta tan seca hacia ella la hizo sentir tan mal, decide no responder y sube a la habitación donde estaba Ollie para estar al tanto de él.
—¿Quieres jugar? —le ofrece Ollie.
—Si claro —responde con una sonrisa.
Dione se sienta junto a él y saca el carrito de Logan.
—Ese es el carrito de mi manito —dice enojado.
—Lo sé, él me lo prestó —explica Dione con una risa.
—¿Y por qué no me lo presta a mi? —se pone triste.
—No le digas a nadie —susurra Dione—, pero este carrito es mágico y funciona con personas que están tristes, se dice que quién juegue con él, su día será maravilloso.
—¿Y tú ya te sientes mejor? —ladea su cabeza.
—Por supuesto, así que creo que será tu turno —le ofrece el carrito.
Ollie está inseguro y Dione insiste, este lo toma rápido, ve a todos lados como si esperara algo malo y cuando nota que no pasará nada, comienza a jugar muy alegre.
Dione observa a Ollie y sonríe, ellos son la razón por la que una parte de Dione deseaba tener hijos, tanto que ve reflejado a su pequeño en Ollie.
Aunque a su vez sentía miedo e inseguridad, ¿Cómo alguien que no conoces podría traerte esa inseguridad? Tal vez para algunas mujeres era común hacerse estás preguntas y para otras, seguramente tenían otras preocupaciones.
Dione se angustiaba, ¿Será niña o será niño? ¿A quien se parecería más? Aún así, siente una conexión con el pequeño tan grande que es inexplicable, de solo saberlo, ya lo ama.
¿Será que este bebé sería la unión de su relación? Era una de las preguntas que más preocupaba a Dione.
***
Después de buscar a Logan, Dione lleva a Ollie y a Logan con ella a almorzar con Arden, pues es su niñera y no podia dejarlos con alguien más, los pequeños estaban aburridos y tenían hambre, por lo que les pidió algo mientras esperaban a Arden, estr no llegaba y la pierna de Dione se movía con impaciencia, no le gusta cuando esta así con su novio, la pone inquieta.
Ve la hora en su teléfono y Arden está 15 minutos tarde, cierra sus ojos y respira hondo.
—Él llegará —susurro para sí misma.
Abre sus ojos y efectivamente, Arden apenas estaba entrando al local de comida, es detenido por una mesera y este busca con la mira, en cuanto ve a Dione, la señala para avisarle a la mesera que ya tenia una mesa.
Dione se tranquiliza cuando lo veo caminar hacia ella, su novio lo seguía deslumbrando y aún sentía que lo amaba, por eso quería salvar su relación.
—Lamento la tardanza. —dice Arden besando la mejilla de Dione, aunque ella esperaba que la besara en los labios.
—¿Y eso? —pregunta extrañada.
—Estaba en una reunión y vine lo más rápido que pude. —Se explica sentándose al frente de ella.
—Hablo del beso en la mejilla, ¿Acaso soy tu amiga? —reclama algo molesta.
Arden no dice nada y de alguna forma ella intenta entenderlo, así que respira profundamente y lo deja pasar. No sabe si estaba siendo paranoica, pero Arden nunca la había besado en la mejilla para cualquier cosa, siempre un saludo, despedida o lo que sea, siempre besaba a su novia en los labios como la muestra de su amor.
—Hola hermanito —saluda Logan mientras comía.
—Hola pequeño —le sonríe—, cuando termines de comer, debes reposar y luego te mostraré un lugar secreto donde podrán jugar los dos.
—¡Sii! —grita feliz—. Apúrate Ollie, Arden nos llevará a un gran lugar.
Empieza a comer rápido.
—No tan rápido campeones, si comen demasiado rápido, les dolerá el estómago y tendremos que faltar —Arden les revuelve el cabello a ambos.
Arden fue muy amable con sus hermanos y eso le saco una sonrisa a Dione, al menos su comportamiento con ellos había cambiado, tanto que se lo imagina siendo padre, pero ella no solo quería que fuera buen padre, si no también una buena pareja.
—Eso significa que tienes tiempo —dice Dione.
Arden la ve y este no muestra alguna emoción hacia ella, eso le estaba rompiendo en el alma, porque ella lo ama y él parece no mostrar los mismo sentimientos que ella, ¿Qué cambio?
—No tengo mucho tiempo. —responde algo seco.
—¿Entonces por qué viniste?
—Porque quieres hablar conmigo, ¿Qué tienes para decir?
Dione pierde la paciencia.
—¿Podrías dejar de tratarme como si te he sido infiel? —dice nuevamente molesta.
Ambos mantienen la mirada como si se desafiaran, Arden estaba cansado de ceder, cuando ella nota que él no dirá nada, se rinde.
—Arden, si no vamos a solucionar nada, tal vez sería mejor darnos un tiempo —suspira algo triste.
Arden ablanda su rostro y también refleja tristeza, él no quería esto, pero tampoco sabía cómo lidiar con los problemas en su relación.
—Lo siento —Arden muestra arrepentimiento.
Ver que su relación llegue a su fin es un pesadilla para Arden.
—De verdad lo siento. —Toma la mano de Dione.
—Habla conmigo amor, dime qué es lo que tanto te molesta, solo así podremos solucionarlo.
—No me hagas caso mi amor, soy un tonto. —Alza la mano de ella y besa la parte superior—. Te amo y no quiero alejarme de ti nunca más.
—¿Seguro, Arden? La verdad estoy dispuesta a hacer todo lo que pidas con tal de volver a como éramos antes o incluso mejor.
Arden sonríe y luego niega.
—Estoy bien —asegura, pero eso no deja a Dione tranquila.
Se formó un silencio entre ellos y aunque nadie decía nada, era realmente incómodo, ya no era la paz que sentía, había una espina en su corazón y Arden no ha querido sacarla, tiene miedo, de expresarse porque considera que está siendo inmaduro por molestarse.
Ollie y Logan terminan de comer y luego reposan, Arden como dijo los lleva a un parque que tenía el local, pero Dione no se había dado cuenta porque este se encontraba en la parte trasera del local, dejan a los pequeños en el parque supervisado por empleados del local y regresan a su mesa.
—¿Deseas comer algo? —ofrece Arden como si nada hubiera pasado.
Dione con inseguridad pide la comida y ve a Arden extrañado, el tipo actuaba como si ocultara algo, pero ella estaba segura de que lo que ocultaba no era otra mujer.
En sus ojos se reflejaba que era otro asunto y si él no se atrevía a decírselo, entonces era algo malo, de igual forma, tratarían descubrirlo.