[SEBASTIEN] Camino de un lado a otro de esta oficina y no puedo dejar de repasar la imagen de mi hija en mi mente. Es preciosa, es igual a ella solo que con mi color de cabello. En mi mente creí estar preparado para este momento, pero al verla y sentir que todo esto es tan pero tan real me ha llevado al borde de un ataque de pánico. «¿Cómo se supone que voy a aprender a ser padre de un día al otro? Sobre todo, de una adolescente... ¿Nos querrá? ¿Aceptara que nos hagamos cargo de ella? ¿Cómo vamos a hacer? Su madre y yo no tenemos una relación y por si fuera poco, también está él...» Dios... mi mente es un caos... Ahora es que caen una a una cada una de mis realidades y a eso no le quiero sumar que en dos semanas debo irme de viaje. Que desastre... —Sebastien, por favor quédate quieto.