Colosus

1530 Words
La nave era colosal, su nombre le quedaba muy bien, era como dos estadios de fútbol, me preguntaba cómo la sacarán de aquí. El profesor Katamoto comenzó a explicarnos todo lo que llevarían en ella: naves pequeñas diez, diez motos aéreas, maquinaria de excavaciones, jaulas, cubículos y otras cosas. La nave contaba con sala de control, sala de conferencia, sala de armas, laboratorios, habitaciones con baños, un comedor comunal, cocina, terrazas. El personal que iría serían veinte científicos siendo Sam el jefe de ellos, treinta militares, su capitán era un hombre robusto, n***o, llamado Makumbo, procedente de Nueva Guinea, y los cinco enviados del CCN, mis detectives, el señor Katamoto y yo, éramos nuevo civiles, haciendo un total de cincuenta y nueve personas a bordo de la nave Colosus. El hombre me adentró a la nave, hasta el centro de sus profundidades donde estaba el software, era el corazón. A nosotros se nos unió Sam, me alegré mucho al verlo, también se nos unió el capitán militar, Makumbo. _ Este es el cerebro de toda la nave, si logras encenderlo podremos irnos en este instante. _ Esto es un sistema único, ni Albert Ro podría encenderlo_ Dije. _ O sea que, ¿No sabes encenderlo? _ Todavía no lo sé, Sam. Presioné una pantalla que se encendió mostrando unos algoritmo. _ ¿Cómo es posible que la nave tenga energía?_ Pregunté. _ Está conectada a una fuente de energía que proveniente de la mansión_ Respondió Toshiro. _ ¿Pueden desconectarlo? _ Si claro_ Presionó un botón en su auricular y habló con alguien_ Desconecten la fuente de energía. Al momento todo quedó a oscuras, sólo la pantalla frente a mí permanecía encendida. Comencé con mi trabajo. Esta tarjeta madre fue fabricada en el año 2031, era un poco vieja perro me doy cuenta que era muy inteligente, la crearon para que sobresaliera por encima de otras, pero claro, a esta altura del tiempo donde había tanta tecnología ella quedaba casi obsoleta pero mucha de su inteligencia estaba prohibida desde la catástrofe en el planeta Litost. Presioné un último botón y dije: _ Boula. Entonces se encendieron todas la luces y todo en ella cobró vida, el corazón figurativo comenzó a latir. Todos se veían alegre, el señor Katamoto saltó sobre mí y me plantó un beso en el cachete. Lo sabía muchacho. Sabía que podía confiar en ti. Hoy mismo transferiré cien mil Capiteles a la cuenta de tu familia. Eso era mucho dinero para mí y mi familia, me encontraba casi que lloraba de la emoción. Continúe: _ Todo no acaba aquí. El software tiene vida artificial. _ ¿Cómo un robot?_ Preguntó preocupado el capitán, tal vez recordando que los robots estaban prohibidos por todo lo que causaron en las conquistas galácticas. Ignoré la pregunta y hablé: _ Buenas tardes. ¿Cómo estás? _ Hola, estoy bien_ Respondió una voz mecánica de mujer. _ ¿Cómo te llamas?_ Volví a preguntar. _ Catarsis. ¿Y usted? _ Me llamo Robert. _ un gusto Robert. ¿Es a usted de quien debo recibir órdenes? _ Oh no, es del profesor Toshiro Katamoto, es el responsable de esta misión, en breve él descargará información relacionada con esta expedición y a quién debes obedecer en caso de que él no esté presente. _ Muchas gracias Robert, leo en tu psique y sistema nervioso que eres un buen chico. Ahora hablé con los presentes quienes se encontraban boca abierta. _ Es un software de aprendizaje. Controla, visualiza y resuelve problemas relacionados con la nave. Debe informarle de muchas cosas señor Katamoto. _ Por supuesto. Hola, soy el profesor Toshiro Katamoto... Ahí se quedó él junto a Sam y Makumbo capacitando a Catarsis referente al viaje que realizaremos en horas. Mientras tanto yo salí con mis escoltas, quería hablar con Kioto. El mayordomo me indicó que Kioto se encontraba en su habitación. Subí a buscarlo y ahí estaba, mis escoltas se quedaron en el pasillo, yo entré y cerré la puerta. Kioto me vió y saltó hacia mí. _ Guarda silencio. Tengo un plan maravilloso. _ ¿De qué hablas? _ Iré a la expedición a espaldas de mi padre. _ Estás loco. No puedes hacer eso. _ Sí, ya guardé mis cosas en el área de vehículos dentro de Colosus, dormiré en los asientos de una de las naves pequeñas. Te lo digo para que cuando me veas por ahí no te sorprendas y para que me hagas compañía. _ Si tu papá se entera... _ Sé lo que haría, pero de qué vale una aventura si no creas la aventura. Le conté a Sam y casi muere de risa_ Tomó asiento en la cama. _ Él ríe porque no vió mis pesadillas. Ese lugar no es como tu padre sueña. En su discurso de hace un momento nos dió a entender que lo que espera conseguir detrás de los muros es un vergel, un paraíso lleno de criaturas fascinantes. En mis pesadillas era distinto. _ ¿Entonces, por qué irás?_ Me preguntó perspicazmente. Yo caminé hacia la ventana y puse mi vista fija en el horizonte. Respondí. _ Quiero saber si mis pesadillas se cumplen. Quiero ver a aquellos monstruos frente a mí y descifrar que sucedió realmente con esas personas. _ ¿Son monstruos aterradores?_ Preguntó el japonés. _ Sí, de esos que solo aparecen en las pesadillas. _ Pues, no tengo miedo, igual voy a ir, yo también quiero sentir la adrenalina al huir de esos monstruos_ Habló riendo y lanzándome una almohada abrió la puerta, saludó a mis escoltas y continuó_ Debo adelantarme. Sam me pasó un mensaje que ya están reuniendo a todos en la sala de conferencias de Colosus para dar los últimos detalles y palabras de aliento del jefe. Es la oportunidad para escabullirme. Me abrazo y se fue corriendo. La cara de Emma y Turrot cuando salimos era de espanto, deduje que escucharon lo que dije a Kioto. De hecho, al ir avanzando por el pasillo, Emma me preguntó: _ ¿Te encuentras bien? _ No lo creo. Un tipo loco quiere mi cerebro como sea, y estoy a punto de salir a un lugar desconocido. No les parece que si a un lugar lo llaman 'Zona Restringida' es para que nadie vaya a ese sitio?, ¿Cierto? La chica medio sonrió y seguimos caminando, quería conseguir un teléfono para llamar a mi familia antes de irme. En la sala conseguí uno y lo usé. Mis madres se alarmaron, pero las tranquilicé, me despedí de ellas y de mi loco hermanito, le mandé saludó al abuelo. Media hora después, nos llamaron para ir a Colosus. La hora de comenzar aquella travesía había llegado. Tengo mucho miedo porque si mi pesadilla es cierta, en ese lugar no hay maravillas. El señor Katamoto me recibió en la entrada de la nave, una una ropa mas adecuada para la expedición, se veía más varonil y fuerte, él a pesar de su edad; un poco más de cien años, se veía muy bien, el Suero de la Vida realizaba su trabajo, se veía contemporáneo conmigo, podría decir que más hermoso que yo. El señor me dijo: _ Quiero que estés presente cuando la nave despegue. Se refería a que yo estuviera con el alto mando en la sala de control. Era un lugar amplio, con una panorámica increíble, estaban cuatro sillas donde ya habían sentadas cuatro mujeres, las pilotos y copilotos que seguían instrucciones del capitán Makumbo, ellos tenían al frente unas pantallas donde con tan solo tocar podían dirigir la nave. _ Despejen el techo_ Dijo Makumbo. Sobre la nave se retiró todo el techo_ Enciendan motores_ Volvió a dar instrucciones. Los motores encendieron creando adentro una pequeña vibración. _ Conteo regresivo_ Alertó una de las pilotos. La voz mecánica; Catarsis comenzó a contar desde el diez al cero. Al llegar a ese número final, las chicas activaron botones y la nave comenzó a flotar saliendo de su guarida. Al fondo ví la mansión tan pequeña, muchas personas de los periodistas captaban el momento. La tarde era soleada y bonita. Entonces, al estar prudentemente retirados del suelo, el capitán ordenó: _ Marquen una línea inclinada de 100 kilómetros y luego una horizontal con rumbo a la Zona Restringida. Las chicas obedecieron y en sus pantallas hicieron la marca y la nave siguió las líneas. Catarsis dije:    Presión: Normal    Combustión: Normal    Vibración: 10%    Altura: 2 Kilómetros del suelo _ Gracias Catarsis_ Dijo Makumbo. Todos aplaudieron al comenzar esa travesía. Sam se acercó a mí y me preguntó: _ ¿Kioto, habló contigo? _ Sí, realmente está loco_ Dije. _ Su padre lo ignora todo el tiempo. ¿Crees que fue a despedirse antes de salir? Tal vez ni sabe que tiene un hijo... Iré con él. Deberías acostarte, presiento que mañana será un día laborioso. Me dijo al retirarse. Miré a mis escoltas. _ Bueno chicos voy hacer lo que me dijo Sam, si quieren pueden hacer lo mismo. _ Estaremos curioseando. No todos los días subes a una nave como esta_ Habló Turrot. Era la primera vez que lo veía sonreír. Yo me fui a mi habitación.
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