Yo parecía una ninfómana sedienta. Ya había dado por hecho de que se debía a que me contuve cuando vivía con mi mamá, y ahora que al fin estoy explorando esa parte calenturienta de mí, fue como si soltaran a una tigresa de su jaula. Ese mismo día en que tuve mi momento horny con Vlad en los baños de la oficina, llegamos a casa a cenar y...me le senté a horcajadas en la silla del comedor y me le volví a restregar frenéticamente, y ya que tenía mi vejiga llena, por supuesto que el orgasmo llegó fácilmente, sin necesidad de que Vlad me tocara de a mucho. Después, fuimos a la cama, en donde él con sus mágicos dedos me masturbó hasta hacerme gritar y dejar un charco de fluidos en las sábanas. —Necesitas comprarte un satisfyer, Dani —murmuró Vlad en mi oído, mientras yo me recuperaba del