Capítulo 2

668 Words
Evan subió a su dormitorio para bañarse y quitar de su cuerpo el enojo con el que cargaba. Tenía tiempo antes de la cena por lo que decidió llamar a Anna, la chica con la que se quitaba todas las sensaciones de estrés de su vida. Ella era buena en la cama y sabía exactamente lo que le gustaba a él, por lo que en menos de una hora ya tenía a la morocha de pelo lacio en su cama, quitándole de la cabeza la estúpida idea de su padre de cenar todos juntos como una familia feliz. Le importaba una mierda la mujer y su estúpida hija, no quería que su padre sufriera y menos que una zorra le quitase todo lo que tenía, porque seguro ese casamiento había sido por dinero. - Bueno Anna, debo irme - Le dijo a la chica levantándose de la cama -. Hoy tengo una cena con mi nueva familia, debería por lo menos estar presentable - No la miraba mientras le hablaba. - Ev amor, ¿no quieres que te acompañe? - La pregunta lo irritó. Ella sabía bien que nunca la llevaría como pareja, eso estaba claro entre ambos, ni ella era su pareja, ni él era la de ella. - Anna creo que esto está más que hablado - terminó de colocarse el bóxer para entrar al baño a ducharse. - ¿Te acompaño? - escuchó al otro lado del vidrio de la ducha. Lo estaba empezando a irritar. - No Anna, tengo que irme - respondió cortante y sintió como la chica suspiraba enojada y salía de allí. Al poco tiempo la puerta de su habitación se cerraba con fuerza, no pudo evitar sonreír. La cena era en un elegante restaurante que Evan amaba, servían exquisitas pastas y un vino aún mejor. Supuso que su padre eligió a propósito ese lugar ya que estaba al tanto del descontento de su único hijo con todo lo del casamiento, y de esta forma comenzaba a hacer un poco las paces. Ingresó y vió a su padre con una mujer rubia, mucho más baja que él, aunque todas las mujeres lo eran, que se levantó apenas él llegó a la mesa. La observó serio, con la mandíbula tensa, pero así y todo pudo observar que era una mujer hermosa, que le sonreía nerviosa, pero con cariño. - Evan - Se limitó a decir mientras extendía su mano a modo de saludo hacia la mujer. - Hola. Madeline, un gusto conocerte Evan - dijo con tanta suavidad que era imposible mantener la fachada indiferente por mucho tiempo-. Me alegra que te hayas podido unir a nosotros, mi hija, Olivia, no sabe si podrá asistir. "Niña mimada. Viene con una actitud infantil la imbécil", pensó él mientras tomaba asiento. - Bueno, ya la conocí en la tarde - explicó él sin mirar a nadie en particular -, así que si lo que preocupa son las presentaciones ya están hechas - sonrió falsamente mirando a los adultos que lo acompañaban. Madeline revisó un mensaje en su celular y el chico pudo ver cómo se ruborizaba. - Olivia no podrá venir, disculpen - Se notaba realmente avergonzada -. Ha tenido un problema con su auto. Evan pensó que la chica había tomado alguno de los vehículos del garaje, solo esperaba que no se hubiese decidido por su Camaro, la ahorcaría en ese caso. Además la excusa de la rotura del auto no era para nada cierta, él sabía que ninguno de sus vehículos podría dañarse, solo estaba demostrando ser una mujer infantil negándose a asistir a la cena que su padre pagaba. Pensó que, al contrario de la chica, él demostraba ser maduro y se enorgulleció de sí mismo.  La cena continuó y cuando su padre, junto a su nueva esposa, decidieron volver al hogar Evan tomó otro camino para dirigirse a una fiesta, pensaba disfrutar los pocos días que le quedaban de vacaciones antes de comenzar con un nuevo año en la Universidad.
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