Al regresar al campamento situado fuera de las cavernas, Teresa tuvo una doble alegría. Por un lado la esperaba Marcelo, quien se abalanzó sobre ella en un efusivo abrazo, que provocó miradas irónicas de los miembros del contingente; estos hicieron un fugaz alto en sus actividades y deslizaron bromas, las que sin embargo no hicieron mella en los amantes, que permanecieron realizándose arrumacos por varios minutos.
La segunda alegría fue la reaparición de Lupita, de regreso de su breve estadía en México DF. También en este caso hubo cálidas muestras de cariño.
¿Y tu novio chileno?—preguntó Teresa, evidenciando no recordar su nombre.
Sergio. Retornó a Santiago, pero volverá en breve. Pero cuéntanos todo lo ocurrido. —las demandas de Lupita siempre eran totalizadoras.
Los tres jóvenes pe
