En su precipitada retirada hacia las profundidades de la montaña sobrepasaron el punto hasta el que habían llegado Marcelo y Francisco en la excursión anterior.
Desde aquí en más no sabemos cuál es el rumbo correcto—advirtió Francisco— podemos desembocar en un callejón sin salida y perder tiempo en volver sobre nuestros pasos.
Por aquí... aire— respondió Huacmán en su taquigráfico vocabulario.
Es cierto, en esta ramificación sopla una leve corriente de aire—aclaró Marcelo— puede indicar que haya una salida al exterior.
Sin dudarlo Huacmán se zambulló por el túnel elegido seguido por los demás. El mismo se ensanchaba y angostaba por tramos, de acuerdo con las intrusiones de roca dura que las aguas no habían podido disolver en su paso por milenios. El avance fue rápido por la premura e
