Jensen sabía que llegaría ese día en el que todo acabaría. Lo supo desde que vio por primera vez su muerte. Era una sensación extraña que no sabía cómo explicar. A veces lo asociaba con el día que se enteró que hacía parte de un experimento que creó el CCI y eso la hacía diferente a los demás. Tal vez otras personas comenzarían a llorar y protestar porque han tenido una vida carente de amor. Pero a Jensen la entrenaron desde que era una bebé para ser la mejor y no manifestar su dolor. De hecho, esa reunión con el director del CCI, donde también estaba presente el capitán Yakov y sus padres fue una clara alusión de que en su vida no se podía permitir la debilidad. —¿Por qué una solicitud de traslado? —preguntó el director. La sala cayó en silencio. Jensen paseó una mirada por los al