Capítulo 6.
Un paso más
Ada.
Debo enfocarme en la universidad, quiero asistir a una conferencia algo costosa y aún me falta la mitad del dinero para completarla, enseguida me alisté para ir al trabajo, el uniforme es algo incómodo porque el pantalón me quedaba muy ajustado, escribí a mi madre con respecto a nuestro inquilino y aunque lo haya dudado aceptó y todo gracias a su buena obra, en la tarde llevaría al cachorrito con su nueva familia, en casa durante el día no está nadie, lo deje solo todo este tiempo al pobrecillo.
—¿De dónde lo sacaste? —Me pregunta Celia, es mi mejor amiga, ella trabaja en una joyería medio tiempo, cuando nos encontramos siempre camina conmigo hasta el supermercado, eran unas quince cuadras, eso sería como unos quince kilómetros de caminata.
—Es el perrito del que te hablé. —Acaricio la cabecita del pequeño. — El hijo del gerente de la tienda lo adoptará. —Sonrío.
—¿Y ese héroe guapo del que inundaste mi w******p?, luego te quedaste callada, pero volviste a hablar de él toda la noche. ¿Acaso se quedará como inquilino? —Carraspeo ante su comentario, Celia tiende a hablar un tanto fuerte, por eso le hice señas a fin de que bajara la voz.
—Tampoco es un héroe, y sí; mi madre acaba de aceptarlo, no se ve como un psicópata o algo asi. —Seguimos caminando.--- ¿Tú no irás al taller? —Cambio de tema.
—Sí, lo haré, te acompañaré hasta allá. —Sigue sonriendo.
—Bruno, ese es su nombre, tu novio le dio trabajo, o al menos lo está poniendo a prueba. —El rostro de Celia se vuelve blanco, abre la boca y los ojos de una forma chistosa.
—¡Es increíble!, entonces lo conoceré, tal vez también podamos salir los cuatro. —Como siempre intentando hacerme ligar a alguien.
–Celia, tú siempre en tus planes de cupido. Solo salvó a este perrito. —Poco antes de llegar al taller, mi amiga se quedó quieta mirando curiosa justo a mi costado.
—Sí, y me salió muy caro salvar a esa pulga. —¡Bruno, me escucho!
—Hola, soy Celia. —él también extiende su brazo para saludarla.
—Es un placer, aunque también gracias a esta pulga he conseguido hospedaje y muy pronto un trabajo. —Él sonríe dejando ver sus hoyuelos y su dentadura perfecta.
—Bueno, tenía que mostrar mi agradecimiento, al menos con el hospedaje y por cierto puedes quedarte, necesitaré tus documentos primeramente. —Me despido de mi amiga y sigo mi camino.
—Te acompaño, me gustaría conocer la zona. —Bruno se ofrece a ir conmigo, asiento y caminamos en silencio por un rato.
—¿Y tú vas a la universidad? —Pregunto para romper el hielo.
—Por el momento mis planes son algo diferentes a lo planificado, mis padres me obligaron a estudiar finanzas, y lo odio con todas mis fuerzas, por eso estoy iniciando un proyecto. —Lo dice con cierta nostalgia, lo percibo en su tono de voz, no quería ser desubicado y preguntarle si de verdad está tan mal económicamente, mi madre pidió tres meses de renta más una garantía, obviamente buscaba excusas para que no se quedara. — ¿Cuánto necesito para quedarme en tu casa?, me refiero al dinero.
—Eso lo hablaremos más tarde, no te preocupes ahora. —Le digo mientras acomodo mi mochila. — En cuanto a lo de tu familia, de seguro solo pensaron en lo mejor para ti.
—Lo mejor para ellos, más bien, nunca les importó mi felicidad. —Esa respuesta me llegó hasta lo más profundo de mi corazón, no puedo simplemente pedirle tanto dinero de una sola vez.
—No puedo decir que conozco tal sensación, pero eres valiente, a pesar de todo ya conseguiste un nuevo empleo, porque estoy segura de que Jonás te contratará, duraste más de treinta minutos. —Ambos sonreímos.
—Quisiera agradecerte y a la vez disculparme invitándote a tomar algo, así también podrás conocer a tu inquilino. —Su propuesta me sorprendió, quedé en silencio por un instante.
—Claro. —Respondo. — Aquí trabajo, regresaré como a las ocho, hablaremos un rato y llenarás unos papeles.
Bruno.
¿Qué fue eso?, por qué le comenté eso, debo estar completamente loco por todo lo que estoy viviendo últimamente, apenas son dos días y ya intentó conquistar a una chica acercándome con mis problemas. ¡Soy un idiota!, llegué a la casa y como no es muy amplia, quise entrar a la sala, fue cuando escuché.
“ — Debe pagar el total, de lo contrario se irá. —La señora se oye muy cruel, y no me quedaba todo ese dinero. ¡Y es tan poco! —Me reproché.
—Mamá, no seas así, él me salvó, tal vez ese hombre me hubiese lastimado si Bruno no llegaba, además es obvio verlo un rato para darse cuenta de que no sabe agarrar una sola escoba, está solo y desempleado, recuerdas cuando nos mudamos… No teníamos ni una moneda para pagar un mes de alquiler, pero los propietarios nos ayudaron y ahora vivimos aquí, es nuestra propia casa. —Esta chica es persuasiva, no sé por qué tanto afán por ayudarme, aunque eso me vendría muy bien.
—¡Ada!, tú no tienes remedio,
deja de pensar en los demás por encima de tu conveniencia. ¿Y si se trata de un asesino? —¡Un asesino, yo!, esa mujer está demente.
—Mamá, por favor. —Ada sigue insistiendo.
—De acuerdo, pero si es un holgazán se irá en el mismo mes. —Suspiro al escuchar esas palabras, al menos no dormiría en la calle.”
Me quedé sentado en el jardín sobre un tronco viejo, Ada acababa de llegar del trabajo porque seguía con el mismo uniforme, y su cabello largo y revoltoso la hacían ver graciosa, conquistarla implica besarla… Miré al cielo suspirando, esta chica está ayudándome y yo pensando en hacerla parte de mi plan con el abuelo.
—Buenas noches, Bruno, estos son los papeles que debes llenar, allí está mi número de teléfono, enviame las fotos de tu carnet de identidad. —Si me pregunta sobre mis apellidos, inventaré algo.
—Sí, encontré mi carnet. ¿Vamos a cenar algo? —Ella se sienta a mi lado, con total despreocupación. — Y escuché lo que hablabas con tu madre, no soy un asesino o un holgazán, te agradezco lo que haces Ada.
—¿Escuchaste todo?... Hasta cuando dije que eres…. —La interrumpo.
—Prácticamente, un inútil, y no lo niego. —¡Rayos!, podría descubrirme.
—Sí, eres de los que paga por su comida, por la limpieza. —Quedo tranquilo al escuchar su opinión, ella no podría siquiera imaginar de donde vengo.
—Así es, pero aprenderé. ¿Entonces? —Ignoró mi invitación. — Puedo invitarte a cenar al menos. —Ella sonríe.
—Te lo agradezco, pero debo estudiar y además me puse triste porque no pude quedarme con el cachorrito. Será en otra ocasión, por ahora podré conocerte con los formularios, prepararé el recibo también. —Tal vez sea la primera vez que una mujer se niega ante una invitación mía, pero si fuese rico no dudaría en olvidarse de sus estudios o lo que fuese. — Mi madre preparó arroz con una salsa deliciosa, si quieres puedo ir adaptándolo a tu libreta.
—Bien, eso me parece correcto. —Ella se pone de pie— ¿Siempre eres así? —Pregunto al mismo tiempo en el que quedó justo frente a ella.
—¿Así cómo? —Pregunta enseguida.
—No lo sé, es como si ya nos conociéramos desde hace tiempo. —Ada traga saliva, quedándose muda, mis intenciones son claras; y no estoy dispuesto a fallar.
—Sí, bueno… También me pasa lo mismo, tal vez sea por lo del cachorro. —Responde utilizando de nuevo a esa pulga causante de la pérdida de mis pertenencias.
—De acuerdo. —Respondo dirigiéndome a mi habitación.
«Intentaré olvidar a Jimena y enfocarme, debo recuperarla, no necesito del dinero o el poder de mis padres para lograr mis objetivos»