Capítulo 5.
Planes de conquista.
Bruno.
Cuando me retiré del asilo, seguí los carteles para volver hacia el barrio en el que me estaba quedando, la chica ni su madre me hablaron acerca del costo por haberme quedado, no tengo mucho dinero, conozco de automóviles y motocicletas, además de las finanzas que tanto odiaba. Si quiero convencer a mi abuelo, necesito demostrarle que verdaderamente planeo triunfar con la idea de abrir mi propia empresa, aun no defino el rubro, pero sin duda tendrá que ver con la tecnología. Unas cuadras antes de llegar a la casa en donde me estaba hospedando, me encuentro con un anuncio, estaban buscando a un mecánico.
—¿Tú qué puedes hacer?, o más bien qué sabes hacer. —El hombre se veía robusto, de unos treinta años aproximadamente, no soy fácil de convencer, he tenido ese anuncio allí y en las r************* por casi un mes, pero quienes se presentan ni siquiera son capaces de ensamblar una motocicleta.
—Puedo hacerlo, eso es fácil; además puede ponerme a prueba por el tiempo que desee. —Aprendería mucho trabajando de esta manera, el salario no es demasiado y necesito ahorrar, pero mientras pueda sobrevivir con ello, no habría problema. —Mi nombre es Bruno. —Le extiendo mi mano derecha, mi futuro jefe me observa algo incrédulo.
—Bien, veremos de qué estás hecho, soy Jonás. —Voltea y camina hacia una esquina y levanta una manta, puedo ver una motocicleta prácticamente rota como un rompecabezas. — Si puedes armar a este vejestorio, entonces podrías comenzar mañana, no hay un monto de salario definitivo, todo depende de tu trabajo, en esta zona la mayoría de los ciudadanos se maneja con biciclos, eso es una ventaja enorme para nosotros, también reparo motocicletas de algunas empresas dedicadas al servicio de entrega a domicilio.
—Claro, lo haré. —Respondo inmediatamente— ¿Usted trabaja solo?
—No me hables de usted, solo dime Jonás, y la respuesta es sí, siempre he trabajado solo, pero necesito generar más ingresos, he rechazado muchos trabajos últimamente. —Me señala un casillero oxidado— Allá tienes ropa adecuada para el trabajo, eso que traes puesto se ve costoso.
Asentí y seguí sus instrucciones, hacía mucho calor, por ello me quité la remera, a diferencia de la opinión de mi hermano mayor, soy capaz de trabajar ensuciándome, él cree que no soportaré esta vida. No comprendo lo que el destino tiene planeado, pero me encuentro a esta mujer llamada Ada.
Ada.
—Hola Jonás, Celia no pudo venir; se quedó para unas clases adicionales. —Veo a Bruno trabajando con el novio de mi mejor amiga. ¡Es muy guapo!, no llevaba puesto nada además de sus pantalones, sus brazos se veían fuertes y bien marcados, es muy guapo. —Hola. —Le digo algo tímida.
—¿Ustedes se conocen? Y gracias por avisarme Ada, quedé sin batería. —Toma una toalla y seca su rostro empapado en sudor.
—Me estoy quedando en casa de Ada por el momento, ella me ayudo mucho. —Me sonrojo al escucharlo, se ve tan dulce en comparación a nuestros encuentros anteriores, no me resultó difícil notar que no sabe hacer nada para ser independiente, parece que no le ha ido bien últimamente.
—Sí, es verdad. —Respondo sonriendo.
—Bueno, pues te diré que estás en buenas manos, Ada y su madre son muy buenas personas, también muy queridas en el barrio, más te vale que siendo un inquilino ni te atrevas a fallar. —Comencé a estornudar un par de veces, esa tonta manía que tengo cuando me siento incómoda, Jonás acababa de almorzar, pero Bruno seguía trabajando.
«De seguro no tiene dinero para comprar comida» —Me dio algo de pena, no puedo simplemente saber que una persona se encuentra con mucho apetito y no ayudarlo si esta en mis manos. Esperé a que Jonás fuera atrás del taller.
—Oye Bruno, no te ofendas; pero… —Él se acerca a mí, yo retrocedo con dos pasos cortos hacia atrás, de verdad se acercó demasiado.
—¿Qué sucede? —Me pregunta rápidamente.
—Bueno, si no tienes nada que comer, puedo ayudarte, pero solo si… —Bruno me interrumpe.
—Claro. —Acepta sin chistar. — Tengo problemas ahora mismo, pero te pagaré a fin de mes, cuando ya tenga algo de dinero, quiero hablar contigo y con tu madre, pagaré el alquiler; no creas que soy un sinvergüenza. —Sonríe de una manera tan sensual, el sucio y ahora oloroso hombre me agradó desde el primer momento, se ve frío y hasta fastidioso, pero no es mala persona.
—Bien, vuelvo en unos treinta minutos. —Me despido de Jonás y con mis manos me soplo el rostro.
¡Soy una boba! —Me reprocho mientras camino, mi madre ya se encontraba durmiendo la siesta para cuando llegué, con pisadas de gato tomé dos tupper y serví porciones de pasta. — Debo ser cuidadosa, creerá que me gusta si sigo sonrojándome, me hice un rodete antes de entrar de nuevo al taller, una mujer muy bonita, llegó con una motocicleta, la conozco bien, es una de las que siempre estaban detrás de Joel, pero supongo que ahora lo cambiará por Bruno, quien se ve bastante cómodo “ayudándola”.
—Te dejo aquí lo que traje. —Él voltea de inmediato, y me toma del brazo. —
—Espera, quiero darte las gracias por esto. —Sus ojos se ven brillantes como un cristal recién pulido.
—No es nada, espero que te guste la pasta con salsa. —Le digo agachando mi rostro por un instante.
—Bien, nos vemos más tarde, seguiré trabajando. —Asentí y casi corriendo, voy a la salida con mi corazón latiendo frenético.
¡Me desconozco! ¿Cómo puedo tener esta actitud? —Suspiré enfadada mientras caminaba, quise dejarle los dos tuppers con comida, pero sería demasiado, eso le haría pensar equivocadamente, y no quiero malos entendidos, Celia me decía constantemente que soy algo paranoica, cuando miro mi reloj me doy cuenta de que el tiempo transcurrió muy rápido y aún debía prepararme para cubrir la caja por unas horas.
Bruno…
Al parecer será fácil conquistar a esta chica, se pone nerviosa cuando estoy cerca, es una clara señal de que le gusto, ya hablé con mi abuelo, lo conozco y no me dejará en paz hasta ver a mi nueva novia, ella es exactamente lo que necesito para convencerlo, pero primero debe enamorarse de mí y planeo conquistarla, esto debe ser rápido porque no resistiré mucho fingiendo amor hacia una mujer quien no despierta nada en mí, no niego que es algo bonita, tiene un físico promedio y siempre huele a un perfume cuyo aroma me agrada, sin mencionar que agradezco su amabilidad con respecto a darme de comer, he caído tan bajo.
—¿Ahora una chica te da de comer?, no tienes vergüenza Bruno. —Raúl vuelve a llamarme.
—¿Qué quieres escuchar Raúl?, ahora también me espías. —Voy detrás de un mueble viejo, es mi primer día de trabajo y me faltaba poco para completar la tarea encomendada por Joel.
—Bueno, es tu decisión, y veo que de ahora en más trabajarás. —Lo menciona con un tono de burla, lo sé porque lo conozco a la perfección, a diferencia de mi otro hermano quien siempre intenta no entrometerse, Raúl quiere saberlo todo. — Espero que no te rompas ninguna uña, hermanito.
—Y tú no tienes nada mejor qué hacer, mejor ve a lamerle los zapatos a nuestro padre. —Escucho su risa tras mi comentario.
—Solo estoy cerciorándome de las condiciones en las que vives, soy un espectador, no intervendré en nada. —Lo escucho y solo quiero golpearlo, no tiene el porqué de espiarme.
—Será mejor que no vuelvas por aquí, estás comenzando a molestar. —Corto la llamada y lo veo alejarse en una de sus camionetas.
Hace demasiado calor, necesitaba un baño con agua fría a fin de aplacar el calor y pensar con la mente despejada, si Ada decide ignorarme me meteré en serios problemas y será el fin de mis proyectos, y con el salario que imagino cobraré cada mes, será imposible cumplir mis objetivos.
«Debo tragar mi orgullo, le demostraré a Raúl y a Jimena que puedo lograrlo, ellos y los demás miembros de mi familia sabrán de lo que soy capaz»
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