Capítulo 1

1992 Words
La teoría de los sueños 20 de Diciembre, 2020 Ada ¿Qué son los sueños exactamente? La explicación científica asegura que los sueños son las interpretaciones o imágenes que hace el cerebro de nuestro mundo consciente, de la realidad que vivimos, todo a lo que nos enfrentamos día a día. Incluye cada uno de nuestros deseos, aspiraciones, miedos, esperanza, y todo aquello que haga latir nuestro corazón. En ocasiones, estos sueños pueden llegar a ser divertidos, inquietantes, atemorizantes y, a veces, muy extraños, románticos o subidos de tono. Sin embargo, tengo el presentimiento de que los sueños son mucho más que esa reducida explicación. Tengo la pequeña teoría de que los sueños son momentos fugaces que dejaron marca, recuerdos escondidos que se quedaron grabados en alguna parte de nuestra alma y que nuestra mente borró, pero que por alguna extraña razón nuestra subconsciente no lo hizo. Los sueños tienden a albergar gran parte de nuestra vida, muchas veces intentamos darle una interpretación a lo que soñamos porque creemos que todo tiene un propósito, pero nunca nos detenemos a pensar qué tal vez y solo tal vez, no todo tenga explicación. Tal vez los sueños solo son pequeños recuerdos dejados en el olvido, que solo pueden revivirse en esa realidad paralela mientras dormimos, porque solo ahí puedes permitirte fantasear con lo que no puede ser y realmente deseas que se haga realidad. Lo he venido pensando muy a menudo y creo que es la mejor explicación que he podido encontrarle a esos benditos sueños que no dejan de atormentarme. No es que me considere una persona excesivamente curiosa o una mujer que cuestione cada aspecto de su vida cotidiana, pero últimamente, siento esa necesidad de encontrar respuestas, de darle un significado a mis sueños, de entender lo que en realidad significan. Porque se ha vuelto una necesidad saber qué es lo que estos ocultan. Mi corazón me dice que hay mucho más, que tal vez esto si tiene una explicación y que no me estoy volviendo loca, ya que no puedo dejar de pensar en el tema. Le estoy dando muchas vueltas al asunto porque necesito encontrar una respuesta que me diga que lo que he venido soñando desde hace dos años tiene algún propósito o algún fin, y que no solo estoy siendo infiel a mi esposo con el pensamiento. O en este caso con mis sueños. Porque el protagonista de mis fantasías no es mi esposo, es esa persona cuyo rostro desconozco y que apenas puedo detallar en mis sueños... Me yergo sobre la cama y permanezco sentada, observando a la nada mientras medito sobre el sueño mojado que acabo de tener con la misma persona de siempre. Esa persona a la que no alcanzo a reconocer. Dejo escapar un suspiro de frustración y de repente, siento un cálido aliento en la parte trasera de mi nuca, sus suaves y tan conocidos labios rozan mi piel sensible y sonrío sin poder evitarlo. —¿Qué es lo que sucede? ¿Has vuelto a tener una pesadilla, mi amor? —pregunta con esa voz ronca y somnolienta que lo caracteriza en las madrugadas. Una dulce carcajada escapa de mi garganta mientras niego, volviéndome hacia él en segundos para poder ver sus ojos, tomo su cara con ambas manos, él sólo suspira y sin deseos de entablar una conversación sobre mis sueños, planto un casto beso en sus labios que me saben a una inmensa tranquilidad y a rutina. Sentirlo cerca es todo lo que necesito para destensarme. Él sonríe contra mi boca y hace un gesto con las cejas, el mismo que me hace galopar el corazón desde que nos conocimos. —Son sueños, cariño, no pesadillas —susurro volviendo a apoderarme de su boca. Él niega sutil mientras desliza su mano debajo la tela de mi blusa, hurga en busca de mis pechos y cuando los encuentra emite un gruñido que me calienta la sangre en cuestión de segundos. Me acaricia los pezones endurecidos con el pulgar, hace movimientos suaves y yo suelto un suave gemido, cerca de su boca. Él lo atrapa con un beso que me deja sin aliento. Nos dejamos caer en la cama de nuevo, Connor no tiene planes de volver a dormir, ya que me desabrocha los tres botones de la blusa de dormir al tiempo que empieza a repartir besos por mi piel desnuda, expuesta y necesitada de él. Entrecierro los ojos y muerdo mi labio inferior mientras me dejo abrumar por todas las sensaciones que solo él me hace sentir, la calidez que encierra sus delicadas caricias sobre mí piel y la textura de sus labios cada que besa un rincón de mi cuerpo, logrando que me estremezca de pies a cabeza. Los dos nos desnudamos sin ninguna prisa, lo hacemos lentamente, disfrutando de cada momento, porque sabemos que no será el último. Hundo mis manos en su hermoso cabello dorado y ondulado mientras froto mis caderas contra él. Me besa el cuello, gruñe contra mi piel haciéndome cosquillas a través de la barba incipiente, sonrío enamorada y jadeo ansiosa cuando se desliza en mi interior con gran facilidad al encontrarme empapada. El cosquilleo en mi estómago me golpea con fuerza y le rodeo el cuello con ambas manos, mirándole a los ojos mientras me embiste suavemente. Levanto mi rostro y acerco nuestros labios, besándolo apasionada y cariñosamente a la vez. Él sonríe y suelta un gemido ruidoso, haciendo sus embestidas más rápidas y fuertes, con ese toque amoroso que me hace estremecer cuando lo siento palpitar dentro de mis paredes con la advertencia de su liberación. —Te amo, Ada —jadea con la respiración entrecortada. Cada extremidad de mi cuerpo tiembla junto a él. —Yo te amo más —respondo, de la misma manera. Hunde su rostro en mi cuello y siento su respiración agitada acariciándome y haciéndome vibrar de placer. —No tanto como yo, mi amor —gruñe. Mi corazón late con intensidad a consecuencia del torrente de emociones que desencadena sus palabras y me aferro a mi esposo, sintiendo la misma excitación que cuando lo conocí. Me sumerjo en el vaivén de sensaciones y no le permito a mi mente divagar porque quiero que este momento sea nuestro, necesito a mi esposo como nunca antes he necesitado a alguien. Nos besamos sin importar el tiempo ni el espacio, besa mi piel desnuda bajo las luces de la ciudad que se pueden apreciar a través del gran cristal en nuestra habitación, acaricia cada rincón de mi cuerpo desnudo, me hace el amor hasta que amanece y me convenzo de que son momentos como estos en los que siento que no necesito encontrar un significado en concreto a mis sueños. Ni sentir la necesidad de buscar esa persona que sigue apareciendo en mis sueños. Porque le tengo a él. A mi esposo y eso me basta para ser feliz... Cuando abro los ojos por lo mañana, me encuentro tumbada en la cama, a solas, y envuelta en una sábana de seda, resoplo con una sonrisa pintada en los labios y estiro mis brazos entumecidos, recordando lo ocurrido hace apenas unas horas. Me enderezo en la cama de mala gana y por el rabillo del ojo veo una nota en la mesita de noche. Alargo la mano y cojo el pequeño papel que contiene la inconfundible caligrafía de mi esposo. "Podría jurar que no hay nada mejor que verte dormir, mi amor. Te espero al mediodía, no olvides que tenemos un almuerzo con mis padres. Ryan llega hoy de París y quiero recibirlo contigo. No olvides que te amo, mi amor" Una sensación cálida me sacude el corazón mientras una sonrisa tira de mis labios, porque cada día me convenzo de que haberme casado con Connor ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida y por nada del mundo cambiaría nada. Lo amo y él me ama a mí por sobre todas las cosas. Nuestro noviazgo se dio hace cuatros años cuando nos presentaron unos amigos en común y desde entonces hemos sido inseparables. Ambos disfrutábamos de la compañía del otro. Salimos a cotas por cuatros meses antes de hacer nuestra relación oficial y ahora llevamos dos años felizmente casados. Cada día lidiamos con las adversidades que nos hacen frente. No todo ha sido felicidad entre nosotros y sé que en parte se debe a la condición que me diagnosticaron hace más de un año. Mi esposo no me culpa por ello, pero yo sí. Además, mis queridos suegros también se han encargado de hacernos la vida más difícil porque no dejan de recordarme que no soy la nuera que ellos habrían querido para su hijo favorito sólo porque mi familia no tiene la misma estabilidad económica que la familia Holland. A Connor no le importa de donde vengo ni cuánto dinero tienen mis padres en su cuenta bancaria y siempre me lo hace saber. A mi tampoco me importa toda su fortuna, ya que me creo lo autosuficiente para poder sustentarme a mí misma. Sin embargo, su madre piensa diferente y nunca desistió en su afán de separarme de su hijo. Mi novio, ahora esposo, decidió pedirme matrimonio asegurándome que yo era la mujer de su vida y que por nada del mundo me dejaría ir. No dudé en aceptar. Su padre se puso bastante furioso al enterarse de la noticia que intentó...bueno, ese es un tema del cual deseo no hablar. No me gusta amargarme el día tan temprano. Me incorporo por completo de la cama cuando recuerdos indeseados comienzan a invadirme, me estiro con facilidad y dejo que la sangre bombee por mi cuerpo para poder comenzar la mañana. Alejo las ganas de dormir todo el día y me meto en la ducha, bañándome lo más rápido posible. No tardo mucho en salir al dormitorio y me acerco al tocador para iniciar con la rutina facial que hago todos los días. Cuando termino mi rutina y mi maquillaje, me pongo un atuendo presentable y que me haga sentir cómoda, consiste en un vestido floreado de tirantes y unos tacones de plataforma. Después de años al fin voy a conocerlo, se suponía que nos presentaríamos el día de mi boda pero por asuntos personales, que Connor no supo decirme, él se tuvo que marchar y no tuve el placer de coincidir con Ryan, mi cuñado al cual no puedo ponerle un rostro. Pero hoy por fin lo haré. Mi cuñado es la persona más importante para mi esposo, claro, después de mí. O eso quiero pensar. Ryan ha sido un verdadero fantasma durante mi noviazgo y parte de mi matrimonio ya que nunca existió, solo escuchaba su nombre cada vez que Connor lo nombraba en sus anécdotas. La curiosidad me pudo y hace unos meses intenté buscar su nombre en Google para saber cómo era físicamente, pero no parece existir, a pesar de que años atrás también fue uno de los candidatos a gobernador de Nueva York, no hay fotos, ni vídeos, no hay nada sobre él. Como si nunca hubiera existido. Me pareció algo muy sospechoso pero no me molesté en preguntar. Sus padres tampoco hablan de mi cuñado, siempre evitan el tema, para ellos sólo existe mi esposo, sólo se preocupan por él y precisamente por eso me sorprende que hayan decidido invitarle. Puedo suponer que es mi esposo es el que está organizando esta reunión. Porque por lo que he ido recopilando a lo largo de los años, sé que tuvieron un gran problema que destruyó su relación y hasta el día de hoy, nadie ha podido hablar de ello. Y por el momento, prefiero que se mantenga así. No me gusta meterme en la vida de los demás, y la vida de mi cuñado no es un tema en el que quiera intervenir o husmear, no cuando ni siquiera lo conozco. Aunque eso está a punto de cambiar el día de hoy.
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