Ángel.*
Me miro en el espejo mientras varías mujeres junto a la madre de Ulises y Adriana me arreglan para la boda.
Después de haber obtenido el traje, conseguí comprar otras cosas y yo hablo más de Ulises, aunque dijeron que solo sería un poco, que luego nosotros tendríamos que tener toda la eternidad para conocernos de todo a todo.
- Se ve hermoso majestad, estamos seguras de que a su señor le encantará. - Dijo una de las chicas acomodando mi cabello.
- Bueno chicas es todo, vayan a decir que casi estamos listos. - Pidió Laure.
Salieron y se acercó a mí, su hija también mientras traía en sus manos un pequeño baúl. Lo abrió dejando ver una linda corona de flores blancas. La perdí y la colocó en mi cabeza.
- Se te ve muy bien, la uso en mi boda, mi madre lo hizo en la suya y así fue a muchas generaciones. Tú se la pondrás aquella persona que se caso con el futuro rey. - Indicó sonriendo con orgullo.
Me sentí mal, estoy a nada de escapar. Adriana cerró el baúl y tomaron el manto blanco.
- Ulises quiere que te veas puro, por ello todo es blanco. La coronación será sencilla no te preocupes. Solo debes decir: "Acepto". - Explicó haciendo que me giré.
Me refleje en el espejo y le di una afirmación con la cabeza ... No quiero ser rey, no nací para eso, ni para nada de esto.
Salieron de la habitación, me acerqué a la puerta para saber qué tanto se habían alejado.
- Cuídalo, si algo sucede avisa de inmediato. No queremos que Ulises se ponga de mal humor. - Dijo Adriana.
Solté un suspiro y me senté en una de las sillas, lleve mi mano a mi rostro negando. Tenía una vida asquerosa antes, pero extraño a las chicas, no quiero estar aquí ... Quiero ser libre.
Me coloqué de pie, yo bastante rápido y la corona de flores dejándola con cuidado en el peinador, se que es importante, pero alguien más tendrá que usarla, yo no puedo.
Me acerqué a la puerta y giré la manija abriéndola un poco. El guardia se dió la vuelta del inmediato observándome fijamente.
- Quiero ir al baño. - Susurré sonrojándome.
Se me quedó mirando para luego mover su cabeza de un lado a otro.
- Majestad debe haber un baño en la habitación. - Dijo amable.
- No funciona. - Mentí apenado.
- Permítame ver que este todo bien. - Pidió.
Comprendí y me hice a un lado dejando que entre, caminó hacia el baño y yo solo fijé mi vista en la puerta la cual tiene la llave, está mansión es antigua y lo sé ya que las lleves están colocadas por fuera en cada puerta.
Entró y yo me le quedaría observando mientras revisaba, al darme cuenta que funciona más rápido y cerré la puerta cerrándole.
- Majestad abra la puerta. - Dijo molesto golpeándola.
Solo apreté la mandíbula y me di la vuelta saliendo de la habitación, posiblemente sí voy ni siquiera lo noten, podrá tener a alguien más ...
Ulises. *
Hago una mueca al ver tantas personas en el mismo lugar, es aburrido y abrumador.
Alberto entró a la habitación donde estoy esperando para que me digan que mi Ángel viene para acá.
- ¿Nervioso? - Pregunté con cierta burla.
No pude evitar mostrar una sonrisa de lado, por alguna razón me siento bastante emocionado.
- ¿Porqué debería ?, Estoy muy extasiado mejor dicho. - Dije colocándome de pie.
- Me alegro, aunque creo que el chico se vio ... No sé, mi mujer lo vio un poco y dijo que se notaba inseguro. - Murmuró desviando la mirada un momento.
Fruncí el ceño puede pedir mi mano a mi pecho, no, cuando se siente mal yo puedo sentirlo ... Aunque quizás no del todo ya que aún no hagamos el amor.
- Bueno creado que va a mejorar después, ya sabes cuándo hagas la marca y se entreguen por completo. - Dijo tranquilo mirando la habitación.
- Ya lo marqué. - Murmuré desviando la mirada.
Se giró a mirarme de inmediato logrando que solo lo observé con seriedad sabiendo lo que va a decirme.
- ¿Perdiste la cabeza ?, No puedes hacer eso, es tonto, no es una verdadera conexión si es a la fuerza ... Me mentiste, no se desmayó por miedo sino porque lo mordiste a la fuerza. - Regañó problemas su mano a su frente.
No discutas nada y solo fijé mi vista en el reloj que tengo en la muñeca dándome cuenta que ya has pasado el tiempo necesario y ya tienes que avisarme que viene para acá desde hace cinco minutos.
Deje hablando solo a Alberto y caminé hacia la puerta para saber que demonios sucede.
Al hacerlo me topé con Adriana, quizás se han atrasado, aunque al ver su rostro supe que algo había pasado.
- Ulises tienes que calmarte ... Verás ya mandamos bastantes guardias a buscarlo ...
- ¿Qué demonios ?, ¿Dónde está ?, ¿Quién es el idiota que estaba cuidándolo? - Grité enfadado tomándola del vestido con fuerza.
Se había quedado solo en silencio, levanté la mirada notando a una guardia que te había visto ya. La solté y me acerque a él.
- Disculpe señor, me engañó. - Dijo inclinándose.
Solté un gruñido y lo estrellé contra la pared haciendo que todos den un paso atrás.
- ¿Cómo demonios va a engañarte maldito idiota ?, Su capacidad es la de un cachorro, no digas estupideces ... Te cautivo que era bello y por eso te dejaste llevar ... lo haré y eso le ...
- Ulises. - Gritó la voz de mi madre detrás de mí.
Apreté la mandíbula y lo solté girándome a mirarla.
- En ese estado no harás nada, seguramente no ha ido lejos, no conoce el bosque ni la manada. Lo encontrarán pronto. - Dijo acercándose.
No pude evitar soltar una risa amarga y pase por su lado para parar antes de salir.
- Son unos completos inútiles, los quiero fuera de mi casa. Yo me haré cargo solo, iré por él. - Dije seguro cruzando la puerta.
No detuvieron ya que saben que si lo hacen nada bueno saldrá de eso ... Voy a enseñarle que me pertenece ...
Espero que les guste.
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