—Eres una gran directora, veo que Oliver tomó una gran decisión —me dijo el señor Bosson mientras avanzaba a la salida de la sala de juntas. —Muchas gracias, señor Bosson —dije con una sonrisa amable. —Sigue así, señorita, sigue así —animó antes de seguir su camino y acercarse a Alexa. Desde mi distancia podía escuchar la conversación que tuvo el antiguo presidente con la joven, quien desde mi perspectiva, se encontraba como un gato asustado y sin tener escapatoria. —Se-señor Bosson… —dijo Alexa. —Cuando tu familia me pidió que te dieran el puesto de directora —comenzó a decir el hombre con voz autoritaria, típica de alguien acostumbrado a ser jefe—, estaba convencido que serías mala en tu papel, porque nunca he visto que seas suficiente para el cargo, sin embargo, por la larga a